RESUMEN:
Sto. Tomás explica que la felicidad no puede consitir en la contemplación de uno mismo, porque 1º No se basta a sí misma. 2º Puesto que la perfección del alma consiste en la propia operación perfecta, la cual consiste en el conocimiento, el cual se determina por su objeto, y el máximo objeto cognoscible no es uno mismo, «y puesto que el bien se encuentra de forma eminente en Dios, que es bueno por su esencia y principio de toda bondad, se sigue que la perfección última del hombre y su bien final consiste en unirse a Dios: «Yo hallo mi bien en estar unido con Dios» (Ps 72, 28)».
TEXTUAL:
§579. Y [la felicidad] tampoco puede consistir en la operación del entendimiento humano mediante la cual el alma reflexiona sobre sí misma por dos razones. Primera, porque el alma, considerada en sí misma, no es feliz; de otro modo no tendría necesidad de trabajar para conseguir la felicidad, pues no puede conseguirla con sólo ocuparse de sí misma. Segunda, porque, como ya se ha dicho (cfr. II, cap. 9, nn. 574-575), la felicidad es la perfección suprema del hombre y como la perfección del alma consiste en su propia operación, se sigue que su perfección suma está determinada por la bondad de su operación, la cual es relativa a la bondad de su objeto, ya que las operaciones se especifican por sus objetos. El alma no es el objeto más perfecto de sus operaciones, porque el alma comprende que existe algo mucho mayor que ella, y es imposible que la beatitud suprema consista en la operación que tiene por objeto al mismo hombre u otras substancias superiores, cuando hay alguna cosa mejor que ellas hacia la cual la operación del alma humana pueda tender. La operación del hombre se dirige hacia toda clase de bien: porque el bien universal abarcado por el entendimiento, es lo que el hombre desea, y ésta es la razón por la que en cualquier grado en que se dé el bien, la operación del entendimiento humano y, por consiguiente, la de la voluntad, se extiende hasta él. Y puesto que el bien se encuentra de forma eminente en Dios, que es bueno por su esencia y principio de toda bondad, se sigue que la perfección última del hombre y su bien final consiste en unirse a Dios: «Yo hallo mi bien en estar unido con Dios» (Ps 72, 28).
FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Compendio de Teología (Libro) , , Ed.Rialp, 1980 Madrid Libro II: [Sobre la Esperanza]
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Compendio de Teología Ed. Rialp, Madrid, 1980 (1269)
CLAVES: Felicidad > Egoísmo y felicidad