RESUMEN:
La principal virtud especulativa es la sabiduría, y por lo tanto el goce de su actividad es el más elevado; y de las virtudes prácticas es la prudencia, y el goce de su actividad es el más elevado dentro de las virtudes prácticas
TEXTUAL:
X, 12, §1487 Como la felicidad especulativa se atribuye a la sabiduría, que comprende en sí los otros hábitos especulativos porque es el principal, así, la felicidad activa, que se da en la operación de las virtudes morales, se atribuye a la prudencia, que es perfeccionadora de todas las virtudes morales, como se mostró en el libro sexto.
X, 12, §1488 (...) La virtud intelectual de la prudencia está unida a la virtud moral según cierta afinidad, y viceversa, pues los principios de la prudencia se toman según las virtudes morales, cuyos fines son los principios de la prudencia. La rectitud de las virtudes morales se toma según la prudencia, porque realiza la recta elección de lo que es para el fin, como se vio en el libro sexto. Además, la virtud moral y la prudencia están, al mismo tiempo, enlazadas con las pasiones, porque, según ambas, se regulan u ordenan las pasiones. Las pasiones son comunes a todo el compuesto de alma y cuerpo dado que pertenecen a la parte sensitiva. Por tanto, vemos que, tanto la virtud moral como la prudencia, tienen relación con el compuesto. Las virtudes del compuesto, hablando formalmente, son virtudes humanas, en cuanto el hombre es compuesto de alma y cuerpo. De ahí que la vida que existe según ellas, o sea, según la prudencia y la virtud moral, sea la vida humana a la que llamamos vida activa. En consecuencia, la felicidad que consiste en esta vida es una felicidad humana. En cambio, la vida y la felicidad contemplativa, que es propia del entendimiento, es separada y divina.
FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco (Libro) , , Ed.EUNSA, 2001 Pamplona X, 12
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco Ed. EUNSA, Pamplona, 3000 (2000)
CLAVES: Felicidad > Virtud y felicidad > El sabio es el más feliz