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Fin último del hombre > Bienaventuranza

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RESUMEN:
De qué modo el deseo natural reposa en la visión de la divina esencia, en la cual consiste la bienaventuranza.



TEXTUAL:
CAPÍTULO 106 De qué modo el deseo natural reposa en la visión de la divina esencia, en la cual consiste la bienaventuranza

§213. Una vez conseguido este fin, es necesario que el deseo natural repose enteramente, porque la esencia divina, que se une, de la manera que hemos dicho, al entendimiento que recibe la visión de Dios, es un principio suficiente de ciencia universal, y origen de toda bondad, de suerte que ya no queda nada que desear. Éste es también el medio más perfecto de llegar a la semejanza divina: conocer a Dios como Él se conoce a Sí mismo, es decir, por su esencia; y esto aun cuando no le comprendamos como Él se comprende a Sí mismo, (...)



§214. Como nosotros llamamos bienaventuranza al último fin del hombre, la dicha del hombre o bienaventuranza consiste en ver a Dios en su esencia, aun cuando el hombre esté muy distante de Dios en la perfección de la bienaventuranza; porque Dios la posee por su naturaleza, en tanto que el hombre, como ya hemos dicho (cap. 105), no goza de ella más que en virtud de la participación de la luz divina.



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Compendio de Teología (Libro) , , Ed.Rialp, 1980 Madrid Libro I: [Sobre la Fe]; Parte I: [Sobre Dios uno y Trino]; Tratado III: [Sobre las obras de Dios], Secc.2ª [Sobre el gobierno del mundo]



FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Compendio de Teología Ed. Rialp, Madrid, 1980 (1269)



CLAVES: Fin último del hombre > Bienaventuranza
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