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Fin último del hombre > Bienaventuranza

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RESUMEN:
El movimiento hacia Dios para adquirir la bienaventuranza se asimila al movimiento natural. La bienaventuranza consiste en un acto del entendimiento



TEXTUAL:
CAPÍTULO 107 El movimiento hacia Dios para adquirir la bienaventuranza se asimila al movimiento natural. La bienaventuranza consiste en un acto del entendimiento

§215. (...) Por consiguiente, en el movimiento intelectual hacía el fin observamos: primero, el amor que inclina al fin; segundo, el deseo, que es como el movimiento hacia el fin, y las operaciones que proceden de este deseo; tercero, la forma misma que recibe el entendimiento; y cuarto, la delectación o goce consiguiente, que no es otra cosa que el reposo de la voluntad en el fin ya conseguido. El fin de la generación natural es la forma, y el fin del movimiento local, el lugar; pero no es fin el reposo en la forma o en el lugar (porque el reposo es una consecuencia del fin), ni tampoco el movimiento, ni la proporción al fin. Por ello, el fin último de una criatura intelectual es ver a Dios, pero no deleitarse en Dios, porque este deleite o goce acompaña al fin, y le perfecciona en cierto modo. Tampoco el amor y el deseo pueden ser el último fin, ya que preceden al fin.



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Compendio de Teología (Libro) , , Ed.Rialp, 1980 Madrid Libro I: [Sobre la Fe]; Parte I: [Sobre Dios uno y Trino]; Tratado III: [Sobre las obras de Dios], Secc.2ª [Sobre el gobierno del mundo]



FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Compendio de Teología Ed. Rialp, Madrid, 1980 (1269)



CLAVES: Fin último del hombre > Bienaventuranza
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