Hay que tener en cuenta que, en el ámbito de lo práctico, de lo que es acción humana, los medios no son una realidad externa al fin, y que, por lo tanto, la determinación de los medios es, en realidad, una determinación del fin. Determinar los medios para el fin es determinar en qué consiste en concreto, en la práctica el mismo fin. Por esto, la ley, que ordena los actos humanos al bien común –como los medios al fin–, constituye una determinación práctica del mismo bien común. Definir las acciones que se ordenan, que son positivas para la consecución del bien común, equivale a definir las acciones que componen el contenido de este bien, y equivale asimismo a definir las acciones en las que consiste ser un buen ciudadano: las acciones que caracterizan al sujeto que está correctamente ordenado al bien común.