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Justicia > Juicio > Sospecha

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RESUMEN:
Originariamente la noción de sospecha es la de un acto inmoral; significa expresar una mala opinión por ligeros indicios.

La tendencia a la sospecha (suspicaz es el vicio correspondiente) puede estar motivada por alguna de estas tres causas: 1º Porque uno es malo y tiende a pensar que los otros son como él; 2º Por tener mal afecto a quien se juzga, porque cada uno cree fácilmente lo que le apetece; 3º Por viejo, por tener ya mucha experiencia del mal de otros.

Hay tres grados de sospecha: dudar de la bondad de alguien, dar por cierta esa maldad, y siendo juez condenar a otro por ligeras sospechas. La última es gravemente inmoral.



TEXTUAL:
ARTICULO 3 El juicio procedente de sospecha, ¿es ilícito?

Solución. Hay que decir: Como dice Tulio, la sospecha implica una opinión de lo malo cuando procede de ligeros indicios 12. Y esto puede ocurrir de tres modos: primero, porque uno es malo en sí mismo, y por ello, como conocedor de su malicia, fácilmente piensa mal de los demás, según aquellas palabras del Ecl 10,3: El necio, andando en su camino y siendo él estulto, a todos juzga necios. Segundo, puede proceder de tener uno mal afecto a otro; pues cuando alguien desprecia u odia a otro o se irrita y le envi- día, piensa mal de él por ligeros indicios, porque cada uno cree fácilmente lo que apetece. En tercer lugar, la sospecha puede provenir de la larga experiencia; por lo que dice el Filósofo, en II Rhet. 13, que los ancianos son grandemente suspicaces, ya que muchas veces han experimentado los defectos de otros.

Las dos primeras causas de la sospecha pertenecen claramente a la perversidad del afecto; mas la tercera causa disminuye la razón de la sospecha, en cuanto que la experiencia aproxima a la certeza, que está contra la noción de sospecha; y por esto la sospecha implica cierto vicio, y cuanto más avanza ésta, tanto es ello más vicioso.

Hay, pues, tres grados de sospecha: primero, cuando un hombre, por leves indicios, comienza a dudar de la bondad de alguien, y esto es pecado leve y venial, pues pertenece a la tentación humana, de la que esta vida no se halla exenta, como se aprecia en la Glosa sobre 1 Cor 4,5: No juzguéis antes de tiempo. El segundo grado es cuando alguien, por indicios leves, da por cierta la malicia de otro, y esto, si trata sobre algo grave, es pecado mortal, en cuanto no se hace sin desprecio del prójimo; por lo cual la Glosa añade: Aunque, pues, no podemos evitar las sospechas, porque somos hombres, al menos debemos suspender nuestros juicios, esto es, nuestras sentencias firmes y definitivas. Tercero es cuando algún juez procede a condenar a alguien por sospecha; esto también pertenece directamente a la injusticia, y, por ello, es pecado mortal.



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a), Ed.BAC, 1995 Madrid q.60, a.3



FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a) Ed. BAC, Madrid, 1995 (1271)



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