RESUMEN:
El Estado fianancia las actividades religiosas porque considera que son de interés social, aunque no las disfruten todos los ciudadanos, lo mismo que no todos los ciudadanos ven las películas subvencionadas por el poder o hacen deporte en las instalaciones municipales.
TEXTUAL:
"Es cierto que las actividades religiosas no son de todos, pero tampoco lo son el deporte, ni el teatro, ni el cine, ni otros muchas cosas que se financian con dinero público sin que nadie lo discuta. Volvemos a la misma cuestión de siempre, el Estado y la autoridad política tienen que aceptar sinceramente que la fe religiosa es un derecho de los ciudadanos, cuyo ejercicio cualifica la vida y las actividades de la persona, enriquece el patrimonio cultural de la sociedad y facilita la convivencia justa y pacífica de los ciudadanos. O dicho de otra manera, el ejercicio de la libertad religiosa de los creyentes forma parte del bien común que el gobierno debe proteger y fomentar. Si esto es así, ¿por qué hay que ignorarla y dejarla fuera de la actuación positiva del gobierno en igualdad de condiciones con otras muchas actividades espirituales y culturales de los ciudadanos? ¿Por qué hay que excluir la enseñanza de la religión en el programa escolar? ¿Por qué hay que prohibir los signos religiosos en los centros públicos y comunes? ¿A quién ofenden? ¿A quién hacen daño?"
FUENTE:
Femando SEBASTIÁN, Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela:
FUENTE AMPLIADA:
FUENTE DETALLADA, Sin: Ed. , , 3000
CLAVES: Libertad religiosa > Laicismo > Sobre la financiación pública de actividades religiosas