RESUMEN:
Explicación de Ratzinger sobre la personalidad demoníaca de Hitler
TEXTUAL:
a) El ejemplo de Hitler
p.119 Hitler fue un personaje demoníaco. Basta con leer el relato de los generales alemanes, que siempre se proponían decirle de una vez su opinión a la cara, y que después que daban tan subyugados por él, que ya no se atrevían a hacerlo. Pero analizándolo de cerca, esa misma persona que se caracterizaba por ejercer una fascinación demoníaca, era, en el fondo, un don nadie completamente banal. Y el hecho de que el poder del mal se asentara precisamente en la banalidad, revela también algo de la fisonomía del mal: cuanto mayor se hace, más mezquino se vuelve, menos grandeza encierra. Hitler también previó situaciones de manera casi demoníaca. Yo, por ejemplo, he leído un informe de cómo se preparó la visita del Duce a Berlín. Las personas encargadas del asunto plantearon sus sugerencia, y tras largo rato, Hitler replicó: «No, todo eso no sirve para nada. Yo veo cómo ha de hacerse». Y, en una especie de éxtasis, lo expuso, y así se hizo. Es decir, que en cierto modo ahí se percibe una prepotencia demoníaca que engrandece lo banal -y banaliza lo grande-, peligrosa y destructiva sobre todas las cosas. Desde luego, no se puede afirmar que Hitler fuera el demonio; era un hombre. Pero conocemos informes fiables de testigos oculares que demuestran que mantenía una especie de encuentros demoníacos que le hacían decir temblando: «El ha estado de nuevo aquí» y cosas por el estilo. Nosotros no podemos investigarlo a fondo. Pero en cierto modo estaba inmerso en el ámbito de lo demoníaco, y creo que así lo demuestra la manera en que ejerció el poder, el terror y el daño que provocó.
FUENTE:
RATZINGER, Joseph: Dios y el mundo (Libro) , , Ed.Debolsillo, 2005 Madrid p. 119
FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: Dios y el mundo Ed. Debolsillo, Madrid, 2005 (2000)
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