RESUMEN:
En qué sentido la voluntad humana es causa del mal: la causa del mal no es lo que provoca a la voluntad, sino la misma voluntad que tiende a ello prescindiendo del orden de la razón al cual debía ajustarse y no se ajusta.
TEXTUAL:
RESPUESTA.
§ 4. (...) Ahora bien bien, corresponde además al mal, que es un bien defectuoso, ser causa del mal. Sin embargo, es necesario caer en la cuenta de que la primera causa del mal no es un mal, sino un bien. (...)
(...)
§ 6. Ahora bien, en las cosas VOLUNTARIAS sucede algo semejante, pero no con respecto a todas. Pues es manifiesto que lo deleitable según el sentido, mueve la voluntad del adúltero, y la pone en estado de deleitarse por tal delectación, la cual excluye el orden de la razón y de la ley divina; lo cual es un mal moral. Luego, si sucediera de tal modo que la voluntad recibiese por necesidad la impresión deleitable de lo que la alienta, tal como el cuerpo natural recibe por necesidad la impresión del agente, sucedería en las cosas voluntarias completamente lo mismo que en las cosas naturales [que uno tampoco sería responsable de las alteraciones de su voluntad]. Mas no es así, puesto que, por mucho que lo exterior incite a lo sensible, no obstante, en la potestad de la voluntad está el recibir o el no recibir; de donde, la causa del mal que sucede por esto que recibe, no es el mismo deleitable que mueve, sino más bien, la voluntad misma.
(...)
§ 8. En efecto, en todas las cosas de las cuales una cosa debe ser regla y medida de otra, el bien de lo regulado y medido existe a consecuencia de que está ajustado y conformado a la regla y medida; y el mal, a consecuencia de que no está regulado ni mensurado. Luego, si existe algún artífice, que debe cortar rectamente algún tronco conforme a una regla, si no lo corta correctamente, lo cual es cortar malamente, este corte será causado por el defecto del artista, precisamente por haberlo hecho sin regla y sin medida. De manera semejante, el deleite, y cualquiera otra de las cosas humanas, ha de ser medida y regulada según la regla de la razón y de la ley divina; de donde, no servirse de la regla de la razón y de la ley divina [es lo que caracteriza precisamente a una elección desordenada].
Y cuando se produce esto de no usar dicha regla, no es necesario indagar alguna causa, pues para ello basta la misma libertad de la voluntad, por la que [ésta] puede actuar o no actuar; pero esto mismo de no atender [siempre] EN ACTO a tal regla considerada en sí, no es un mal, ni una culpa, ni una pena; puesto que el alma no está obligada ni puede atender siempre en acto a una regla de este tipo. Con todo, debido a que sin una consideración actual de la regla procede a realizar una elección de este tipo, [la voluntad] adquiere, en primer lugar, razón de culpa; así como un artífice no peca por no tener siempre una medida, sino por el hecho de que no teniendo una medida avanza hacia la caída [se lanza a la acción]; y de modo semejante, la culpa de la voluntad no radica en que no atiende en acto a la regla de la razón o de la ley divina, sino porque no teniendo una regla o una medida de este tipo, procede a elegir, y de ahí que Agustín dice en el libro XII Sobre la ciudad de Dios, que la voluntad es causa de pecado en cuanto que es deficiente; pero compara dicho defecto al silencio o a las tinieblas, puesto que, a saber, dicho defecto es sólo una negación.
FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal (Libro) , , Ed.Eunsa, 1997 Pamplona q.1 [Sobre el mal], a.3 [Si el bien es causa del mal], s.
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal Ed. Eunsa, Pamplona, 1997 (1268)
CLAVES: Mal > En qué sentido está en la voluntad