". Transhumanismo
El transhumanismo es el ultimo avatar de esos movimientos. Como vemos, más el mundo va mal y amenaza derrumbarse, más se debe soñar; es necesario alimentar las poblaciones con promesas exorbitantes, magnificar al hombre, volverlo inmortal, volverlo todopoderoso. Pero vemos muy bien cómo los virus nos hacen tomar conciencia de nuestra fragilidad, de nuestra nada. Nosotros que nos creemos poderosos… un virus nos ha hecho reconocer, notar, que morimos, que no somos eternos. Nadie es eterno. Nosotros estamos hechos para encontrarnos con el Señor, porque estamos sólo en peregrinación aquí. Estamos hechos para los siglos de los siglos.
10. El hombre está hecho para la eternidad
Entonces, cuanto peor va el mundo y amenaza derrumbarse, más deben darse promesas exorbitantes varias veces, revelándonos otro error, que consistiría en considerar un progreso continuo, con el cual lo más perfecto estaría siempre en el futuro, y el presente es una etapa hacia algo mejor.
Contra tal error, hay que repetir que Jesucristo es absolutamente perfecto, en todos los órdenes, que la perfección absoluta y definitiva se realizó en él, que nada puede ser más perfecto, ni será jamás perfecto, y que la Iglesia no esperará jamás una perfección nueva, que no encuentra desde su origen. La Iglesia es perfecta, desde el origen, y santa, desde el origen. Todas las reformas de la Iglesia son falsas. Somos nosotros los que nos debemos reformar, no la Iglesia. La Iglesia es santa. Lo proclamamos en el Credo. Uno desea crear una Iglesia nueva, una Iglesia moderna, pero no la de Cristo.
Cristo y el cristianismo son definitivos, para la eternidad.
Pero nosotros, los miembros de la Iglesia, debemos reformarnos, convertirnos. Debemos convertirnos en cristos. Es por eso que nosotros llevamos el nombre de cristianos, debemos ser cristos. Yo digo frecuentemente a los sacerdotes, ustedes no son solamente alter Christus, otros cristos, ustedes son ipse Christus, Cristo, Él mismo, y cada uno, cada cristiano, puede decir la misma cosa. Es Cristo quien se prolonga en mi vida. Cuando uno vea un cristiano, uno debe ver a Cristo, cuando uno escucha un cristiano, uno debe escuchar a Cristo. Toda la verdad de Dios nos es dada y revelada en Cristo. Jamás una nueva verdad se agregará a esa de la revelación.
La cruz de Cristo es una fuente infinita de santidad a la cual no habrá jamás nada que agregar. Jamás un santo agregará nada a la santidad de Jesucristo. Jamás habrá otro medio que los siete sacramentos establecidos por Jesucristo, otras sociedades que la iglesia fundada por Él, pudiendo ser salvadas y santificadas por Él. Jamás vendrá después del cristianismo una religión nueva y superior que Él (Cristo) hubo preparado.
Decimos Cristo es el mismo, ayer, hoy y siempre. Debemos creer esto mismo y vivir esto mismo. Lo que la fe cristiana nos hace afirmar, excluye otro error: la de considerar la evolución de la creación marchando hacia su fin como una evolución continua y sin ruptura. La fe cristiana nos hace considerar en la historia dos partes esencialmente diferentes: antes y después de Cristo. Antes de Cristo, lo perfecto y definitivo, no ha sido todavía realizado. Y en Dios y en el futuro, a partir de Cristo, Él es realizado.
Cristo no es en la historia, una etapa hacia algo más perfecto, superior. Él es una línea que nos hace llegar a la cima. Con Cristo vemos bien que, detrás de la ilusión de nuevos horizontes, de una humanidad magnificada, bien podría aparecer una humanidad finalmente disminuida, una humanidad desnaturalizada, mutilada."
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