RESUMEN:
La certeza dada al hombre de vivir eternamente con Dios, pero también de que puede perderse eternamente, no debilita el compromiso terrenal, sino que le confiere su verdadero peso e importancia. Por este motivo, tenemos que hablar con gran confianza tanto de la vida eterna como de la resurrección de la carne.
TEXTUAL:
p.188 La segunda anotación es la siguiente: quien habla de Dios, habla de la vida eterna del hombre, porque no hay un Dios de muertos, sino de vivos (Mc 12, 27). También aquí tenemos que hacer examen de conciencia. Por miedo a que nos acusen de que al hablar de la vida eterna alejamos a los hombres de su compromiso con el mundo, nuestro anuncio ha sido a menudo demasiado tibio.
Pero el hombre, privado de la vida eterna, está gravemente mutilado. La certeza dada al hombre de vivir eternamente con Dios, pero también de que puede perderse eternamente, no debilita el compromiso terrenal, sino que le confiere su verdadero peso e importancia.
Por este motivo, tenemos que hablar con gran confianza tanto de la vida eterna como de la resurrección de la carne. Esta es nuestra alegría: el Señor ha ido «a prepararnos un aposento»; la casa del Padre, en efecto, «tiene muchos aposentos» (Jn 14, 2). El Señor mismo es nuestro aposento, El es nuestra casa. Esta es nuestra alegría, la alegría del evangelio, que nadie nos quita (Jn 16, 22). Esta es la alegría que debemos anunciar en la nueva evangelización.
[Discurso pronunciado en el Sínodo Extraordinario sobre Europa en enero de 1992]
FUENTE:
RATZINGER, Joseph: Ser cristiano en la era neopagana (Libro) , , Ed.Encuentro, 1995 Madrid 188
FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: Ser cristiano en la era neopagana Ed. Encuentro, Madrid, 1995 (1987)
CLAVES: Más allá > Importancia de su consideración