RESUMEN:
«LA NECESIDAD Y LA CONTINGENCIA SE DISTINGUEN EN LAS COSAS NO POR SU RELACIÓN CON LA VOLUNTAD DE DIOS, QUE ES CAUSA DE AMBAS, SINO POR SU COMPARACIÓN CON LAS CAUSAS CREADAS, A LAS QUE LA VOLUNTAD DIVINA HA ORDENADO PROPORCIONALMENTE A SUS EFECTOS, ES DECIR, DE MODO QUE A LOS EFECTOS NECESARIOS CORRESPONDAN CAUSAS INMUTABLES, Y A LOS EFECTOS CONTINGENTES, CAUSAS MUTABLES».
TEXTUAL:
15. La suerte.(fortuna) y el azar (casus) existen en aquello que sucede pocas veces. Pero si nada sucede pocas veces, nada será contingente, sino que todo sucederá por necesidad: pues aquello que sucede muchas veces, no difiere de aquello que sucede por necesidad, a no ser que a veces no suceda. Luego, si nada sucede por suerte o azar, se sigue que todo sucede por necesidad. Es así que lo primero parece ser verdadero, según la opinión de Agustín, quien afirma en el libro LXXXIII de las Cuestiones, que nada sucede en este mundo casualmente, es decir, por suerte o azar. Luego, todo sucede por necesidad; y así los demonios conocen todo lo que ha de suceder.
15. A LO DECIMOQUINTO debe decirse que otros quisieron imponer necesidad a las cosas futuras que habían de suceder, debido a la providencia divina, en la cual hacían residir el hado; y a esto parece referirse la presente objeción: pues por esto dice Agustín que nada sucede en el mundo casualmente, puesto que todas las cosas están sujetas a la divina providencia. Pero esto no suprime la contingencia de los hechos que han de suceder en el futuro, ni por la certeza con que Dios los conoce, ni porque Dios haya querido que se produzcan. Y, ciertamente, en cuanto a su CONOCIMIENTO, ello es patente por aquello que se ha dicho anteriormente: pues así como se encuentra la ciencia divina en relación con los futuros contingentes, así también se encuentra nuestro ojo en relación con las cosas contingentes que están presentes ante él, como se ha dicho. Por lo que, así como vemos con la mayor certeza que Sócrates está sentado cuando lo está, pero no por ello se sigue que sea necesario de suyo, así también, del que Dios vea todas las cosas que han de suceder en sí mismas, no suprime la contingencia de las cosas. Mas, por parte de su VOLUNTAD, debe considerarse que la voluntad de Dios es universalmente causa del ente, y universalmente causa de todas las cosas que se siguen del mismo; por lo que también de la necesidad y de la contingencia; y su voluntad está por encima del orden de lo necesario y de lo contingente, así como está por encima de todo ser creado. Y por ello, LA NECESIDAD Y LA CONTINGENCIA SE DISTINGUEN EN LAS COSAS NO POR SU RELACIÓN CON LA VOLUNTAD DE DIOS, QUE ES CAUSA DE AMBAS, SINO POR SU COMPARACIÓN CON LAS CAUSAS CREADAS, A LAS QUE LA VOLUNTAD DIVINA HA ORDENADO PROPORCIONALMENTE A SUS EFECTOS, ES DECIR, DE MODO QUE A LOS EFECTOS NECESARIOS CORRESPONDAN CAUSAS INMUTABLES, Y A LOS EFECTOS CONTINGENTES, CAUSAS MUTABLES.
FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal (Libro) , , Ed.Eunsa, 1997 Pamplona q.16 [Sobre los demonios], a.7 [Si los demonios conocen el futuro]
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal Ed. Eunsa, Pamplona, 1997 (1268)
CLAVES: Metafísica (nociones básicas) > Contingencia y necesidad