RESUMEN:
El dominio del hombre sobre lo que hay en sí mismo es análogo al dominio que tiene sobre la creación.
TEXTUAL:
En cambio está lo que se dice del hombre en Gén 1,26: Domine sobre toda criatura. Solución. Hay que decir: En el hombre, en cierto modo, se encuentra todo. Así, pues, el modo de su dominio sobre lo que hay en él es una imagen del dominio sobre lo demás. En el hombre hay que tener presente lo siguiente: La razón, común con los ángeles; las potencias sensitivas, comunes con los animales; las naturales, comunes con las plantas; y el cuerpo, que le iguala a los seres inanimados. La razón en el hombre es lo que contribuye a hacerle dominador y no sujeto a dominio. El hombre en el primer estado no dominaba sobre los ángeles; y lo de a toda criatura ha de entenderse de la que no es a imagen de Dios. En lo que se refiere a las potencias sensitivas, como la irascible y la concupiscible, que obedecen de algún modo a la razón, el alma las domina rigiéndolas. Así, pues, también en el estado de inocencia con su imperio dominaba a los animales. Las potencias naturales y el mismo cuerpo no están sometidos a su imperio, sino a su uso. Por ello el hombre, en estado de inocencia, no tenía sobre las plantas y seres inanimados un dominio imperativo y transmutante, sino que, libremente, se servía de ellos.
FUENTE:
Tomás de Aquino: Suma Teologica, I [trad. BAC Maior, 2001] q.96, a.2, s.
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología, Parte Primera Ed. BAC, Madrid, 2001 (1273)
CLAVES: Orden (del universo) > El dominio del hombre sobre el mundo