RESUMEN:
AL NEGARSE CON FRECUENCIA A RECONOCER A DIOS COMO SU PRINCIPIO, ROMPE EL HOMBRE LA DEBIDA SUBORDINACIÓN A SU FIN ÚLTIMO, Y TAMBIÉN TODA SU ORDENACIÓN TANTO POR LO QUE TOCA A SU PROPIA PERSONA COMO A LAS RELACIONES CON LOS DEMÁS Y CON EL RESTO DE LA CREACIÓN
TEXTUAL:
143 (...) «Creado por Dios en la justicia, el hombre, sin embargo, por instigación del demonio, en el propio exordio de la historia, abusó de su libertad, levantándose contra Dios y pretendiendo alcanzar su propio fin al margen de Dios [...] AL NEGARSE CON FRECUENCIA A RECONOCER A DIOS COMO SU PRINCIPIO, ROMPE EL HOMBRE LA DEBIDA SUBORDINACIÓN A SU FIN ÚLTIMO, Y TAMBIÉN TODA SU ORDENACIÓN TANTO POR LO QUE TOCA A SU PROPIA PERSONA COMO A LAS RELACIONES CON LOS DEMÁS Y CON EL RESTO DE LA CREACIÓN» [CONC. VATiCANO II, Const. past. Gaudium et spes, 13: AAS 58 (1966) 1034-1035]. La libertad del hombre, por tanto, necesita ser liberada. Cristo, con la fuerza de su misterio pascual, libera al hombre del amor desordenado de sí mismo, que es fuente del desprecio al prójimo y de las relaciones caracterizadas por el dominio sobre el otro; El revela que la libertad se realiza en el don de sí mismo. Con su sacrificio en la cruz, Jesús reintegra el hombre a la comunión con Dios y con sus semejantes.
FUENTE:
IUSTITIA ET PAX, Pontificio Consejo: Compendio de doctrina social de la Iglesia (Libro) , , Ed.Planeta, 2005 Barcelona n.143
FUENTE AMPLIADA:
IUSTITIA ET PAX, Pontificio Consejo: Compendio de doctrina social de la Iglesia Ed. Planeta, Barcelona, 2005
CLAVES: Pecado > Efectos > Rupturas en cadena