RESUMEN:
Por el pecado original no sólo los apetitos sensitivos actúan contra el orden de la razón (concupiscencia contraída), sino también la misma voluntad quedó herida en su tendencia al bien (malicia contraída). De todas maneras, puesto que en los actos humanos siempre intervienen la voluntad y los apetitos sensitivos, la malicia actúa como lo formal del pecado y la concupiscencia como lo material.

TEXTUAL:
10. El pecado original se supone que es estimulante de todo pecado. Pero los pecados no sólo son causados por la concupiscencia, sino también por la malicia o la ignorancia, como se ha visto más atrás. Luego el pecado original no es concupiscencia.

A LO SÉPTIMO [n. 10] debe decirse que bajo el pecado original está comprendida, tanto la malicia como la ignorancia. Pues así como la CONCUPISCENCIA CONTRAÍDA de origen no es otra cosa que la destitución de las facultades inferiores [de su sometimiento natural a la razón], que era garantizado por la justicia original, así también LA MALICIA CONTRAÍDA no es otra cosa que la destitución de la misma voluntad de la justicia original; y de ahí que toda inclinación tiende a elegir mal. Y así, según lo antes dicho, la malicia se encuentra en el pecado original como lo formal, mas la concupiscencia como lo material. Y sobre la ignorancia se dice más adelante.

FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal (Libro) , , Ed.Eunsa, 1997 Pamplona q.4 [Sobre el pecado original], a.2 [Qué es el pecado original]

FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal Ed. Eunsa, Pamplona, 1997 (1268)