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Perdón > Perdón y penitencia

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RESUMEN:
El hombre puede perdonar incluso a quien no está arrepentido de su falta. Dios no puede hacer esto porque el perdón de Dios es esencialmente diferente al perdón que se dan los hombres: Dios cuando perdona hace grato a quien perdona, le introduce de nuevo es su gracia, y esto no puede darse en el hombre que no quiere ser perdonado. Así como Dios puede perdonar sin el sacramento de la penitencia, en ningún caso puede hacerlo sin la virtud de la penitencia.



TEXTUAL:
¿Puede ser perdonado el pecado sin penitencia?

En cambio dice el Señor en Jer 18,8: ?Si este pueblo se arrepiente de las maldades que hizo, yo me arrepiento también del mal que había determinado hacerle?. Y así se ve, por el contrario, que si el hombre no hace penitencia, Dios no le perdona su ofensa.

Solución. Hay que decir: Es imposible que un pecado mortal actual sea perdonado sin penitencia, hablando de la penitencia como virtud. Puesto que el pecado es una ofensa contra Dios, Dios perdona el pecado de la misma manera que perdona la ofensa cometida contra él. Ahora bien, la ofensa se opone directamente a la gracia, ya que se dice que uno está ofendido con otro cuan- do lo excluye de su gracia. Pero, como ya vimos en la Segunda Parte (1-2 q.110 a.l), entre la gracia de Dios y la gracia del hombre hay esta diferencia: la gracia del hombre no causa la bondad, sino que la presupone, verdadera o aparente, en el hombre gratificado; mientras que la gracia de Dios causa la bondad en el hombre gratificado, porque la buena voluntad de Dios, significada con el nombre de gracia, es causa del bien creado. Por lo cual puede acontecer que un hombre perdone la ofensa que otro le infirió sin que éste se haya arrepentido de ella. Pero no puede suceder que Dios perdone la ofensa a uno sin el arrepentimiento de éste. Pues la ofensa de un pecado mortal nace de que la voluntad del hombre se aparta de Dios para dirigir su ánimo a un bien perecedero. Por donde se ve que para la remisión de la ofensa divina es preciso que la voluntad del hombre se cambie de tal manera que se convierta a Dios con la detestación de su conversión a las criaturas y con propósito de enmienda. Y esto es lo que pertenece a la naturaleza de la penitencia en cuanto virtud. Y, por eso, es imposible que se le perdone a nadie el pecado sin la penitencia, entendida ésta como virtud. El sacramento de la penitencia, sin embargo, se realiza por el ministerio del sacerdote que liga y absuelve, como se ha dicho ya (q.84 a.l ad 2; a.3). Y sin él puede Dios perdonar los pecados, como Cristo perdonó a la mujer adúltera, según se lee en Jn 8,11, y a la pecadora, como se afirma en Le 7,47.48. A las cuales, sin embargo, no les perdonó los pecados sin la virtud de la penitencia, porque, como dice San Gregorio en una Homilía: ?Por la grada atrajo interiormente a la penitencia a quien externamente recibió con misericordia?.



FUENTE:
Suma Teologica, III parte q.86, a.2



FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma Teologica III Ed. BAC, Madrid, 2002 (1223)



CLAVES: Perdón > Perdón y penitencia
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