RESUMEN:
La inconstancia, y en cierta manera también la desconsideración y la precipitación, están motivadas especialmente por la lujuria, por la cual el hombre absorbido por los deseos carnales desoye completamente el dictamen de su razón.
TEXTUAL:
En cambio
está el hecho de que Gregorio señala en XXXI Moral. que esos vicios nacen de la lujuria.
Solución. Hay que decir: Según afirma el Filósofo en VI Ethic. : ?El deleite es lo que más corrompe el juicio de la prudencia?, y sobre todo el placer venéreo, que absorbe de manera total al alma y la arrastra al deleite sensible. La perfección, en cambio, de la prudencia y de toda virtud intelectual consiste en abstraer de lo sensible. Ahora bien, dado que esos vicios proceden de defecto de la prudencia y de la razón práctica, según hemos expuesto (a.2 et 5), tienen su raíz sobre todo en la lujuria.
Respuesta a las objeciones: 1. A la primera hay que decir: La ira y la envidia producen la inconstancia, desviando la razón hacia otras cosas; pero la lujuria causa la inconstancia extinguiendo totalmente el juicio de la razón. Por eso afirma el Filósofo en VII Ethic. 12 que ?el iracundo escucha a la razón, aunque no de manera completa; el lujurioso, empero, la desoye del todo?.
FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a), Ed.BAC, 1995 Madrid q.53, a.6
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a) Ed. BAC, Madrid, 1995 (1271)
CLAVES: Prudencia > Vicios opuestos > Lujuria como causa de imprudencia