RESUMEN:
El imperar y el pedir o suplicar, suponen una cierta ordenación EN CUANTO QUE EL HOMBRE DISPONE QUE UNA COSA SE HA DE HACER POR MEDIO DE OTRA. Son, en consecuencia, actos de la razón, la cual es esencialmente ordenadora.La oración es acto de la razón práctica en cuanto que por ella el hombre con Dios dispone las cosas y manifiesta su deseo de Dios
TEXTUAL:
¿La oración es acto de la facultad apetitiva?
Solución. Hay que decir: Que, según Casiodoro, a la palabra oración se la puede considerar etimológicamente como procedente de ?oris ratio?, la razón expresada en palabras, y que la razón especulativa y la práctica difieren en que la especulativa comprehende únicamente las cosas, mientras que la práctica no sólo las comprehende, sino que las causa. Ahora bien, una cosa es causa de otra de dos modos: de un modo perfecto, en cuanto que se le impone necesariamente, y esto acontece cuando el efecto depende totalmente del poder eficaz de la causa; de un modo imperfecto, cuando lo único que hace la causa es disponer, y esto tiene lugar cuando el efecto no depende totalmente de la eficacia de la causa. Así, pues, nuestra razón es de dos modos causa de algunos efectos. En primer lugar, como potencia que se impone necesariamente, y le compete en este caso actuar con imperio no sólo sobre las potencias inferiores y los miembros corporales, sino también sobre los hombres a ella sometidos. Es un proceder imperativo. De un segundo modo, interviene como induciendo y, en cierta manera, disponiendo, por ejemplo, cuando pide que hagan algo quienes, por el hecho de ser iguales o superiores, no dependen de ella. Lo uno y lo otro, el imperar y el pedir o suplicar, suponen una cierta ordenación en cuanto que el hombre dispone que una cosa se ha de hacer por medio de otra. Son, en consecuencia, actos de la razón, la cual es esencialmente ordenadora. Tal es el motivo por el que el Filósofo dice en I Ethic. 5 que ?la razón suplica para lograr lo más perfecto? y éste es el sentido en que hablamos aquí de la oración, en cuanto que significa petición o súplica, según aquellas palabras de San Agustín en su libro De Verb. Dom. 6: La oración es una petición; y aquella definición del Damasceno 7: Oración es la petición a Dios de lo que nos conviene. Según esto, es manifiesto que la oración, tal como aquí la entendemos, es acto de la razón.
FUENTE:
Suma de Teología II-II q.83,a.1
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología II-II (a) Ed. BAC, Madrid, 1995 (1271)
CLAVES: Razón práctica > Naturaleza de la razón práctica