RESUMEN:
En lo operable el fin NO se enseña por la razón, sino que por el hábito de la virtud, sea natural o adquirida por costumbre, se alcanza una recta estimación en torno al principio de lo operable, que es el fin.

TEXTUAL:
VII, 8, §1002(...) Da la razón diciendo que la virtud y la malicia miran al principio de lo operable, que la malicia corrompe y la virtud salvaguarda. Ahora bien, el principio en las acciones es el fin por el que se hace algo, que se tiene en las acciones como supuesto, es decir, como los primeros principios en las demostraciones matemáticas. Como en matemáticas, los principios no se enseñan por la razón sino que, al instante, son captados por el intelecto; así, tampoco en lo operable el fin se enseña por la razón, sino que por el hábito de la virtud, sea natural o adquirida por costumbre, se alcanza una recta estimación en torno al principio de lo operable, que es el fin.

En efecto, el que tiene una recta apreciación sobre el fin en los placeres corporales, estimando que el medio debido en los placeres es bueno y es fin y el exceso es malo, es templado. En cambio el que, debido a su hábito de malicia tiene una estimación contraria, es intemperante. Es manifiesto que el que yerra en torno a los principios no puede retraerse fácilmente de su error, porque no encontró [en él] la razón que enseña los principios. Por eso, el intemperante que yerra en cuanto a los principios de lo operable, no es capaz de retraerse de su error por alguna persuasión y, por ende, no puede salir de esa situación o de arrepentirse, sino tal vez cuando por una larga costumbre contraria desaparezca el hábito causante del error.

FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco (Libro) , , Ed.EUNSA, 2001 Pamplona VII, 8, §1002

FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco Ed. EUNSA, Pamplona, 3000 (2000)