RESUMEN:
«La voluntad apetece con necesidad el fin último, que es apetecible de suyo (pues todos quieren necesariamente ser felices). Y de modo semejante, aquellas cosas sin las cuales considera que no podrá alcanzar la felicidad».

TEXTUAL:
18. Parece que el libre albedrío pertenece a la voluntad, que es un apetito racional cuyo acto es la elección. Es así que la voluntad es movida por el bien como por su objeto propio. Luego, se mueve por necesidad hacia la elección del bien, y hacia la huida del mal. Así, pues, todas las cosas suceden por necesidad, aun las que proceden del libre albedrío; y así, como consecuencia, parece que los demonios pueden conocer de antemano todas las cosas que han de suceder.

18. A LO DECIMOCTAVO debe decirse que dicha objeción atañe al cuarto de los caminos por los que algunos quisieron imponer necesidad a los actos humanos. Pero para rechazarla, debe considerarse que la voluntad es movida por el bien, tal como el intelecto es movido por la verdad. Ahora bien, el intelecto asiente con necesidad a los primeros principios, que son de suyo evidentes; y a todas aquellas cosas que se concluyen necesariamente a partir de ellos, porque sin dichos principios no pueden ser verdaderas. Y de modo semejante, la voluntad apetece con necesidad el fin último, que es apetecible de suyo (pues todos quieren necesariamente ser felices). Y de modo semejante, aquellas cosas sin las cuales considera que no podrá alcanzar la felicidad. Sin embargo, aquellas cosas que puedan ser consideradas, ya como pertenecientes a la felicidad según alguna razón de bien, o bien como impeditivas de ella, pero de tal modo que sin ellas puede alcanzarse la felicidad, la voluntad no las quiere con necesidad, así como tampoco asiente el intelecto con necesidad a aquellas proposiciones opinables, en relación con las cuales considera que si dejan de afirmarse, no obstante, permanecen en pie los primeros principios.

FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal (Libro) , , Ed.Eunsa, 1997 Pamplona q.16 [Sobre los demonios], a.7 [Si los demonios conocen el futuro]

FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal Ed. Eunsa, Pamplona, 1997 (1268)