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Sexualidad > Virginidad

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RESUMEN:
Sto. Tomás se plantea si la renuncia al matrimonio es antinatural, y por tanto, la virginidad es inmoral. El mismo planteamiento de la cuestión manifiesta la diferencia respecto a la tradición agustiniana, que considerba el matrimonio como un "remedio contra la concupiscencia". Sto. Tomás lo considera como un deber natural.



TEXTUAL:
p.521, §3 Para responder a esta cuestión, que le interesaba particularmente como religioso, santo Tomás no se facilita la tarea, ya que coloca en la base de su doctrina del matrimonio la inclinación natural y no la experiencia de la «concupiscencia» marcada por el pecado, como hacía la tradición agustiniana [el matrimonio era concebido como "remedio contra la concupiscencia"]. Si esta inclinación es natural y, como tal, obra de Dios mismo, casarse y tener hijos ¿no es un deber y no hay pecado en el rechazo de asumir esta gran tarea? La cuestión está francamente planteada en la Suma: ¿no es ilícita la virginidad? [II-II, q. 152, a.2] Esto era poner en cuestión, en el nombre de la naturaleza humana, un modo de vida característico del cristianismo desde sus orígenes.

(...)

Este precepto [de la fecundidad], sin embargo, observa santo Tomás, no se limita al plano corporal; concierne también al crecimiento y a la fecundidad espirituales de la humanidad. (...)

Así, el ideal de la virginidad recibe su legitimación de la naturaleza misma, no, ciertamente, de la inclinación a la generación, sino de la aspiración al conocimiento de la verdad divina como al bien superior de la humanidad. La elección de la virginidad o de la castidad perfecta no se opone, por tanto, a la tarea del matrimonio, puesto que está motivada por el cumplimiento de otra tarea, más natural todavía, si se puede decir así, a saber: el progreso en el conocimiento de la verdad y del bien en favor de toda la sociedad. Efectivamente, las grandes obras «contemplativas», como la de san Agustín y la del mismo santo Tomás, han sido manifiestamente provechosas para la humanidad. Así, el ideal de la virginidad realiza el «Creced y multiplicaos» a su manera, por la fecundidad espiritual. Constituye uno de los elementos motores principales en el crecimiento de la Iglesia y en todas las renovaciones que conocerá en el curso de las épocas. A pesar de las apariencias, no hay, pues, una oposición, sino una coordinación profunda entre el matrimonio y la castidad perfecta, si se considera la naturaleza humana con la totalidad de sus inclinaciones, sobre todo espirituales, así como la sociedad de los hombres en su conjunto. No hay contrariedad, sino complementariedad de tareas.



FUENTE:
PINCKAERS, Servais: Las fuentes de la moral cristiana, Ed.Eunsa, 2000 Pamplona CAPÍTULO XVII LAS INCLINACIONES NATURALES EN EL ORIGEN DE LA LIBERTAD Y DE LA MORAL



FUENTE AMPLIADA:
PINCKAERS, Servais: Las fuentes de la moral cristiana Ed. Eunsa, Pamplona, 2000 (1985)



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