RESUMEN:
El deseo de gloria, de reconocimiento de la excelencia, que Dios ha puesto en el hombre, no se sacia más que al contemplar y trasmitir la gloria de Dios, pues ningún bien creado, ni siquiera el bien propio, es tan deleitable como el bien divino contemplado, poseído. Pues a sólo a Dios compete que su gloria no se refiera a otro fin
TEXTUAL:
4. Se dice en Efesios y "Sed imitadores de Dios como hijos muy queridos". Pero cuando el hombre busca gloria, se hace imitador de Dios, que busca su gloria. Luego, parece que apetecer la gloria no es pecado.
4. A LO CUARTO debe decirse que el conocer la bondad divina es el fin último de la criatura racional, pues en esto consiste su felicidad (...) Por sí mismo el conocimiento del bien de las criaturas no hace feliz al hombre; por lo que la gloria de una criatura no debe buscarse por sí misma, sino por otro [por que nos conduce hacia la claridad de Dios].
FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal (Libro) , , Ed.Eunsa, 1997 Pamplona q.9 [Sobre la vanagloria], a.1 [Si la vanagloria es pecado]
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Cuestiones disputadas sobre el mal Ed. Eunsa, Pamplona, 1997 (1268)
CLAVES: Soberbia > Doble sentido: Raíz de toda inmoralidad y Vanagloria > Como Vanagloria