RESUMEN:
Importancia del tomismo subrayada por la Encíclica Fides et ratio
TEXTUAL:
FR 43c. Precisamente por este motivo la Iglesia ha propuesto siempre a santo Tomás como maestro de pensamiento y modelo del modo correcto de hacer teología. En este contexto, deseo recordar lo que escribió mi predecesor, el siervo de Dios Pablo VI, con ocasión del séptimo centenario de la muerte del Doctor Angélico: «No cabe duda que santo Tomás poseyó en grado eximio audacia para la búsqueda de la verdad, libertad de espíritu para afrontar problemas nuevos y la honradez intelectual propia de quien, no tolerando que el cristianismo se contamine con la filosofía pagana, sin embargo no rechaza a priori esta filosofía. Por eso ha pasado a la historia del pensamiento cristiano como precursor del nuevo rumbo de la filosofía y de la cultura universal. El punto capital y como el meollo de la solución casi profética a la nueva confrontación entre la razón y la fe, consiste en conciliar la secularidad del mundo con las exigencias radicales del Evangelio, sustrayéndose así a la tendencia innatural de despreciar el mundo y sus valores, pero sin eludir las exigencias supremas e inflexibles del orden sobrenatural».(47)
(...)
FR 44c. Convencido profundamente de que «omne verum a quocumque dicatur a Spiritu Sancto est»,(50) santo Tomás amó de manera desinteresada la verdad. La buscó allí donde pudiera manifestarse, poniendo de relieve al máximo su universalidad. El Magisterio de la Iglesia ha visto y apreciado en él la pasión por la verdad; su pensamiento, al mantenerse siempre en el horizonte de la verdad universal, objetiva y trascendente, alcanzó «cotas que la inteligencia humana jamás podría haber pensado».(51) Con razón, pues, se le puede llamar «apóstol de la verdad».(52) Precisamente porque la buscaba sin reservas, supo reconocer en su realismo la objetividad de la verdad. Su filosofía es verdaderamente la filosofía del ser y no del simple parecer.
Notas:
(47) Carta ap. Lumen Ecclesiae (20 noviembre 1974), 8: AAS 66 (1974), 680.
(50) Ibíd., I, II, 109, 1 ad 1, que retoma la conocida expresión del Ambrosiastro, In prima Cor 12,3 : PL 17, 258.
(51) León XIII, Enc. Æterni Patris (4 de agosto de 1879): ASS 11 (1878-1879), 109.
(52) Pablo VI, Carta ap. Lumen Ecclesiae (20 de noviembre de 1974), 8: AAS 66 (1974), 683.
FUENTE:
Papa, Juan Pablo II: Fides et ratio, Ed.Vaticano, 1998 Roma
FUENTE AMPLIADA:
Papa, Juan Pablo II: Fides et ratio Ed. Vaticano, Roma, 1998
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