RESUMEN:
Naturaleza de la virtud por contraste con el arte
TEXTUAL:
II, 4, §177. Dice pues, primero, que no hay tal similitud entre el arte y la virtud. Porque las obras que se hacen por el arte tienen en sí mismas lo que pertenece al buen ser del arte. Es así, porque el arte es la recta razón de lo factible, como se dirá en el libro sexto. Y como el hacer [del arte] es una operación que transita a la materia exterior, tal acción es una perfección de lo hecho. Por eso, en estas acciones el bien se pone en lo hecho mismo. Basta al bien del arte que lo que se hace resulte bien hecho. En cambio, las virtudes son principios de actos que no pasan a la materia exterior, sino que permanecen en el agente mismo. Por tanto, tales acciones son perfecciones del agente. Por eso, el bien de estas acciones se pone en el agente mismo.
Por eso, dice que para que sean obras justas o de templanza no basta que las obras [los resultados externos] resulten bien hechas, sino se requiere que el que obra lo haga del modo debido. En relación con este modo, dice que hay que tener en cuenta tres puntos. El primero, corresponde al intelecto o a la razón, a saber, que el que realiza obras de virtud no obre por ignorancia o por casualidad, sino que sepa lo que hace. El segundo, se toma de parte de la potencia o fuerza apetitiva. Dos puntos deben atenderse aquí. Por una parte, que no se obre por pasión. Por ejemplo cuando por temor se hace un acto virtuoso, sino qué debe obrarse por elección, de manera tal que la elección del acto virtuoso no sea en razón de algo distinto, como sería hacerlo por lucro o vanagloria. Debe ser hecho por el acto mismo de virtud, que por sí mismo place al que posee el hábito de la virtud como conforme consigo mismo. El tercero, está tomado según la razón de hábito. Debe obrarse firmemente, con constancia respecto de sí, y de manera inamovible, o sea no siendo removido al respecto por nada exterior, de tal manera que se realice una elección virtuosa y se obre de acuerdo a ella.
Para las artes no se requiere sino el primer punto, que se refiere al saber. Pues se puede ser buen artífice, aunque nunca se elija obrar de acuerdo al arte, o aunque no se persevere en esa tarea. En cambio, la ciencia tiene poca o ninguna importancia para que el hombre sea virtuoso, sino que todo consiste en los otros dos puntos, que el hombre los adquiere por la frecuencia con que realiza operaciones virtuosas, pues así se genera el hábito por el cual se elige lo que es conforme a este hábito, y de modo inamovible se persevera en ello.
FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco (Libro) , , Ed.EUNSA, 2001 Pamplona II, 4, §177
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco Ed. EUNSA, Pamplona, 3000 (2000)
CLAVES: Virtud > Definición > Distinción con el arte