RESUMEN:
Clasificación de las virtudes morales: no son géneros, sino que describen la principiad o caso central.
TEXTUAL:
II, 8, §210. Sobre lo primero, ha de considerarse que algunos distinguieron las virtudes de dos modos. Unos, según cuatro modos generales de las virtudes. Pues la raíz de la virtud consiste en la rectitud de la razón; y según la rectitud corresponde dirigir las acciones y pasiones. Empero, de distinta manera son dirigidas las acciones y las pasiones. Pues las acciones, de suyo, no tienen ninguna resistencia a la razón, como comprar, vender, u otras por el estilo. Por eso, en lo que a éstas se refiere, no se requiere sino que la razón establezca cierta igualdad de rectitud. [las acciones de suyo no sólo no ofrecen resistencia a la razón, sino que son diseñadas por la razón]. Pero las pasiones llevan consigo cierta inclinación, que puede repugnar a la razón de dos modos.
De un modo, porque arrastra a la razón hacia otra cosa, como se ve en el caso de todas las pasiones que se refieren a la prosecución del apetito, como la concupiscencia, la esperanza, la ira y otras semejantes. Con relación a ellas, corresponde que la razón establezca la rectitud sujetándolas y refrenándolas. De otro modo, porque la pasión aparta de lo que es de acuerdo a la razón, como en el caso de todas las pasiones que conllevan una huida del apetito, como el temor, el odio y similares. En estas pasiones es preciso que la razón establezca la rectitud, afianzando el ánimo en lo que es de acuerdo a la razón. Según esto, tenemos cuatro virtudes, que por algunos son consideradas principales. A la prudencia pertenece la rectitud de la razón. A la justicia, la igualdad establecida en las operaciones. A la fortaleza, la firmeza de ánimo. A la templanza, refrenar las pasiones, como el mismo nombre lo indica.
Otros, en fin, admitieron estas virtudes de manera general, pensando que todo el conocimiento de la verdad pertenece a la prudencia, la igualdad de todas las acciones a la justicia, toda la firmeza de ánimo a la fortaleza, y todo refrenar o domeñar a la templanza. Así han hablado de estas virtudes Cicerón [Cfr. De officiis, I, 5; De finibus, II, 45-47; III, 27-29; V, 58-60 y 73-75, 2] Séneca [Cfr. Ep. ad Lucilium, VIII, 71; XV, 94, 95; XIX, 113, 116; XX, 120] y otros. Por ello, dijeron que éstas eran, como virtudes generales; y que, todas las demás eran especies de ellas.
Pero esta distinción de las virtudes no parece ser convincente. Primero, porque las cuatro nombradas son tales que sin ellas no puede haber ninguna virtud. De allí que, por esto, no pueden diversificarse las especies de virtud. Segundo, porque las especies de las virtudes y de los vicios no se toman de parte de la razón, sino del objeto, como se dijo.
Por eso, Aristóteles, de manera más convincente, distinguió las virtudes según el objeto o según la materia. Así, esas cuatro virtudes no se dicen principales porque son generales, sino porque sus especies se toman según algo principal; como la prudencia, que no versa acerca de todo conocimiento de lo verdadero, sino especialmente sobre ese acto de la razón que es prever o discernir. La justicia que no se refiere a toda igualdad de las acciones, sino sólo a las que son respecto a otro, donde mejor se establece la igualdad. La fortaleza no versa sobre cualquier firmeza, sino sólo sobre el temor frente a los peligros mortales. La templanza no versa sobre todo domeñar, sino que se refiere a la concupiscencia de los deleites propios del tacto. Las demás virtudes se refieren a algo secundario, y por eso pueden reducirse a las nombradas, no como las especies a los géneros, sino como lo secundario a lo principal.
FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco (Libro) , , Ed.EUNSA, 2001 Pamplona II, 8, §210
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco Ed. EUNSA, Pamplona, 3000 (2000)
CLAVES: Virtud > Morales > Clasificiación