RESUMEN:
Son sujetos de las virtudes aquellas potencias que necesitan una medida de su acto propio para adecuarlo al bien del conjunto del propio individuo, y ésta es la medida de la razón. Pero la voluntad tiene por definición una medida racional.

TEXTUAL:
Solución. Hay que decir: Puesto que por el hábito es perfeccionada la potencia para obrar, entonces precisamente necesita la potencia de hábito perfectivo para obrar bien, que es el hábito de la virtud, cuando para ello no basta la propia naturaleza de la potencia. Ahora bien, la naturaleza propia de cualquier potencia se considera en orden al objeto. Siendo, pues, el objeto de la voluntad el bien de la razón proporcionado a la voluntad, según se ha dicho anteriormente (q.19 a.3), para tender a él no necesita la voluntad de virtud perfectiva. Pero si a la voluntad del hombre se le ofrece un bien que excede su proporción, bien sea respecto de toda la especie humana, como el bien divino, que trasciende los límites de la naturaleza humana, bien sea 434 Tratado de las virtudes en general C.56 a.6 respecto del individuo, como es el bien del prójimo, entonces la voluntad necesita de virtud. Por consiguiente, estas virtudes que ordenan el afecto del hombre a Dios o al prójimo, tienen por sujeto la voluntad, como son la caridad, la justicia y otras así.

COMENTARIO:
Cada potencia tiene su objeto propio o bien propio y sus propia medida (p.ej. la medida de la potencia sexual viene determinada por la capacidad de producir más o menos gametos y de eyacularlos), pero dicho objeto y medida no es el objeto y medida de la razón. Sólo cuando la potencia está `acostumbrada` a obrar conforme a la medida que le impone la razón, entonces estamos ante una virtud.

En el caso de la voluntad, puesto que su objeto, bien y medida, vienen determinados íntegramente por la razón, su inclinación no es propiamente virtuosa, porque la inclinación racional le compete por definición a la voluntad. SÓLO cuando se añade una medida distinta al bien propio, como es el bien del prójimo o el de Dios, decimos que la voluntad es propiamente sujeto de la virutd, como es el caso de la justicia o de la caridad.

FUENTE:
Suma Teologica, I-II q.56, a.6, s.

FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Suma de Teología, I-II Ed. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1989