RESUMEN:
«la naturaleza racional, que es muy próxima a Dios, no sólo tiene inclinación a algo, como los seres inanimados, ni sólo tiene algo que mueve esa inclinación, como determinada desde el exterior, igual que la naturaleza sensible, sino que, además de todo eso, tiene en su potestad la inclinación misma, de modo que no le es necesario inclinarse hacia lo apetecible aprehendido, sino que puede inclinarse o no inclinarse [actuar conforme a la inclinación, se entiende]; y así esta inclinación no está determinada por nada distinto a la naturaleza racional misma. Y, en efecto, esto le compete por cuanto no usa un órgano corpóreo y, así alejándose de la naturaleza de lo movible, ALCANZA LA NATURALEZA DE LO QUE MUEVE Y DE LO QUE ACTÚA. Ahora bien, para que algo pueda determinar su propia inclinación hacia un fin, necesita conocer el fin y la relación con el fin de las cosas que conducen a él; y esto es exclusivo de la razón»
TEXTUAL:
EN CONTRA DE LOS QUE DICEN QUE NO
Está que el Filósofo en III De anima [C.14 (432b5)] distingue la voluntad del apetito sensitivo.
RESPUESTA
Hay que decir que la voluntad es una potencia distinta del apetito sensitivo. Para verlo con claridad hay que saber que, así como el apetito sensitivo se distingue del natural por apetecer de un modo más perfecto, también el apetito racional se distingue del sensitivo; pues cuanto más próxima a Dios es una naturaleza, más expresamente encontramos en ella la semejanza de la dignidad divina. Ahora bien, es propio de la dignidad divina mover, inclinar y dirigir todas las cosas, no estando movido, inclinado o dirigido por ningún otro ser. Por eso, cuanto mas cercana a Dios es una naturaleza, está menos inclinada por otro y más autónoma es por naturaleza [cuanto más cercana a Dios es una naturaleza, menos depende de otras cosas].
Por tanto, la naturaleza insensible que en razón de su materialidad está máximamente apartada de Dios, está ciertamente inclinada a un fin, pero no hay en ella nada que la incline sino únicamente un principio de inclinación, como se desprende de lo dicho [en el art.3]. La naturaleza sensible, por ser más próxima a Dios, tiene en sí algo que inclina: lo apetecible aprehendido; pero, con todo, esta inclinación no está en la potestad del animal que es inclinado, sino que [la inclinación] le es determinada por otra cosa. Cuando un animal ve algo deleitable, no puede no desearlo, porque los animales no tienen el dominio de su inclinación, por eso no «actúan, sino que más bien son actuados», como dice Juan Damasceno [De Fide 2, c.27]. Y esto se debe a que la fuerza apetitiva sensitiva tiene órgano corporal y, por eso, se aproxima a las disposiciones de la materia y de las cosas corpóreas, de modo que es más bien movida que motora. Sin embargo, la naturaleza racional, que es muy próxima a Dios, no sólo tiene inclinación a algo, como los seres inanimados, ni sólo tiene algo que mueve esa inclinación, como determinada desde el exterior, igual que la naturaleza sensible, sino que, además de todo eso, tiene en su potestad la inclinación misma, de modo que no le es necesario inclinarse hacia lo apetecible aprehendido, sino que puede inclinarse o no inclinarse [actuar conforme a la inclinación, se entiende]; y así esta inclinación no está determinada por nada distinto a la naturaleza racional misma. Y, en efecto, esto le compete por cuanto no usa un órgano corpóreo y, así alejándose de la naturaleza de lo movible, ALCANZA LA NATURALEZA DE LO QUE MUEVE Y DE LO QUE ACTÚA. Ahora bien, para que algo pueda determinar su propia inclinación hacia un fin, necesita conocer el fin y la relación con el fin de las cosas que conducen a él; y esto es exclusivo de la razón,
Por tanto, un apetito así, no determinado necesariamente por algo distinto [de sí], es resultado de una aprehensión de la razón; por ello, el apetito racional, que llamamos voluntad, es una potencia distinta del apetito sensible.
FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Opúsculos y cuestiones selectas, vol. 2 (Libro) , , Ed.BAC, 2003 Madrid Q. sobre el apetito del bien, Art. 4 Si, en los seres racionales, la voluntad es una potencia distinta de la apetitiva de la parte sensible. (De Veritate, q.22)
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Opúsculos y cuestiones selectas, vol. 2 Ed. BAC, Madrid, 2003
CLAVES: Voluntad > Apetito sensitivo y voluntad