RESUMEN:
«El bien supremo es querido de suyo, y la voluntad de suyo y por naturaleza lo quiere. PERO NO SIEMPRE LO QUIERE EN ACTO, pues no es necesario que las cosas que son convenientes por naturaleza al alma, estén siempre en acto en el alma, del mismo modo que los principios que son conocidos por naturaleza no siempre son considerados en acto. »
TEXTUAL:
Argumentos por los que parece que sí y respuesta de Sto. Tomás:
Arg. 11. Lo que de suyo es inherente, lo es por necesidad; pero querer algo es de suyo inherente a la voluntad; luego la voluntad necesariamente quiere algo. Prueba de la menor: el bien supremo es querido de suyo, luego siempre que la voluntad se dirige hacia él, lo quiere de suyo; pero siempre se dirige hacia él, porque se dirige hacia él por naturaleza; luego la voluntad siempre quiere de suyo el bien supremo.
Ad. 11. El bien supremo es querido de suyo, y la voluntad de suyo y por naturaleza lo quiere. PERO NO SIEMPRE LO QUIERE EN ACTO, pues no es necesario que las cosas que son convenientes por naturaleza al alma, estén siempre en acto en el alma, del mismo modo que los principios que son conocidos por naturaleza no siempre son considerados en acto.
FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Opúsculos y cuestiones selectas, vol. 2 (Libro) , , Ed.BAC, 2003 Madrid Q. sobre el apetito del bien, Art. 5 Si la voluntad quiere algo necesariamente. (De Veritate, q.22)
FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Opúsculos y cuestiones selectas, vol. 2 Ed. BAC, Madrid, 2003
CLAVES: Voluntad > Voluntad como naturaleza > Apetito del fin último