p. 293 Así, por ejemplo, la libertad religiosa y la aconfesionalidad del Estado, que aparecen históricamente, tras la pérdida de la unidad religiosa, como la fórmula política más eficaz para preservar la paz social y la estabilidad política, el pensamiento revolucionario las interpreta como la forma del reconocimiento, inexcusable e incondicional, del derecho natural a la libertad de conciencia, que todo Estado debe reconocer para ser legítimo97.