p. 49 Aristóteles define al hombre como animal social, y Santo Tomás es también rotundo cuando afirma que “el bien del individuo no es un fin último, sino que está subordinado al bien común”[1]. Ciertamente, con eso él no pretende justificar cualquier subordinación del hombre a cualquier bien común: tal y como él mismo afirma en otro lugar, el bien común es superior al bien individual siempre que se trate de bienes del mismo género. Por eso mismo hemos de cuidarnos de interpretar aquella subordinación en clave totalitaria: bien común político sólo merece tal nombre porque el individuo, participando en él, se perfecciona[2].
[1] S.Th.I.II.q.90, a. 3 ad 3.
[2] Cf. S. Th.I.II, q. 90, a. 2.