p. 54 (...) El comunitarismo es también un pensamiento político del Estado, y por eso representa –como se apuntó al principio– una simple reacción contra el liberalismo.
El Estado liberal ha dejado al hombre sin posibilidad de encontrar en el ámbito colectivo fuentes de identidad y contextos verdaderamente comunitarios. En consecuencia –como hemos visto–, la búsqueda de esos contenidos se ha emprendido dirigida hacia entornos cada vez más privados y emocionales. En esta línea de repliegue hacia lo privado es en donde se sitúa, precisamente, la propuesta comunitarista.
El comunitarismo reacciona contra el anonimato del Estado liberal, pero emprende la recuperación de las fuentes de identidad, de la conciencia de comunidad y del sentido de pertenencia, en la dirección que ese mismo Estado sugiere. Afirma, con razón, que nos entendemos y juzgamos desde el seno de comunidades, que crean en nosotros vínculos constitutivos. Pero no parece reconocer que entre esas comunidades figure –y en el lugar que le correspondería– la comunidad política.