Naturaleza universal y naturaleza particular. La corrupción del individuo como algo según la naturaleza universal. En la naturaleza universal no puede haber mal
En su comentario a la Fisica escribe Santo Tomás: «Debe decirse que la senectud y la corrupción, y la disminución de tamaño es en cierto modo contra naturam y en cierto modo secundum naturam. Si consideramos la naturaleza propia de cada cosa, que se llama natura particularis, es manifiesto que toda corrupción, defecto y disminución es contra naturam, porque la naturaleza de cada cosa procura la conservación del propio sujeto, y lo contrario sucede por debilidad o defecto de la naturaleza. Pero si consideramos la naturaleza en universal, entonces todas estas cosas provienen de algún principio natural intrínseco, como la corrupción del animal acontece por la contrariedad de lo cálido y lo frío; y lo mismo sucede en todo lo demás»117. In Phys. Ar., V, cap. VI, lectio X , n. 3 (Leonina); n. 739 (Marietti).
Un texto análogo se encuentra también en el Comentario al de Caelo118. En ambos casos, la natura particularis y la natura universalis permite explicar cómo en el reino de la naturaleza todo movimiento es de alguna manera relativo. No hay un absoluto contra naturam, si se tiene en cuenta la naturaleza universal, pues entonces, todo lo que sucede en el cosmos, tiene en él su principio intrínseco. 118. Cfr. In Ar. De Caelo, II, lectio IX, n. 2 (Leonina); n. 375 (Marietti).
Ana Marta GONZÁLEZ, Moral, razón y naturaleza, 2ª ed., Eunsa, Pamplona 2006, 63
Comenta Santo Tomás: «En la naturaleza universal no puede haber mal; para cualquier naturaleza, en efecto, el mal consiste en apartarse del orden de su naturaleza, como el ojo, que se dice estar mal cuando no tiene su disposición natural. Sin embargo, aunque algo pueda ser praeter ordinem alicuius particularis naturae, no se puede contrariar la naturaleza universal, pues nada se aparta del orden de alguna naturaleza sino en virtud de un agente contrario, por ejemplo, del orden de la salud, que es el bien natural del cuerpo humano, se aparta por acción del calor o del frío. Pero todas las acciones naturales, que son virtudes activas, dependen de la naturaleza universal, y de este modo, nada puede actuar en contra de la totalidad de la naturaleza universal. De ahí que en la naturaleza universal, no pueda haber mal»124 In Dion de div. nom., IV, lectio XXI , n. 551.
Del texto de Dionisio se sigue que el mal es siempre de una naturaleza particular. No hay un mal absoluto, que lo sea universalmente. Entendiendo por «naturaleza particular» el principio de movimiento de una cosa determinada125, para ella hay siempre algo secundum naturam y algo contra naturam. De ahí que lo malo para un ser de una naturaleza determinada puede ser bueno para otro, con una naturaleza distinta126. (…)
Indudablemente el pensamiento de una naturaleza universal a la que se atribuye una principialidad análoga a la de la natura particularis (en el sentido de que los seres naturales individuales están en función de la naturaleza universal, como los miembros de un organismo lo están en función del todo) recuerda al pensamiento estoico, y podría incluso retrotraerse al pensamiento presocrático128. En esta idea se contiene la de una teleología extrínseca, por la cual unos seres están en función de otros, y todos en función del bien del universo129. Situados en el punto de vista de la naturaleza universal, la noción de mal se relativiza, porque toda virtud activa depende de la naturaleza universal y no hay ninguna virtud activa ulterior que pueda actuar en contra de ella.
125. «Deinde, cum dicit,: particulari autem (...) ostendit quomodo sit malum in particulari natura; et dicitur particularis natura principium motus alicuius rei determinatae». In Dion de div. nom., IV, lectio XXI, n. 552.
126. «Dicit ergo quod alicui particulari naturae aliquid est secundum naturam et aliquid non secundum naturam: sicut igni secundum naturam est moveri sursum; moveri autem deorsum, non secundum naturam. Nec est idem omnibus praeter naturam; sed unum et idem potest esse alicui secundum naturam et alicui praeter naturam: sicut moveri deorsum est praeter naturam igini, et secundum naturam terrae». In Dion. de div. nom., IV, lectio XXI, n. 552.
127. «Nihil est autem malum aliquod naturae quam praeter naturam esse, hoc est privari aliquo naturali. Ex quo patet quod ipsa natura non est mala, sed hoc est malum naturae: non posse pertingere ad ea quae pertinent ad perfectionem propriae naturae». In Dion. de div. nom., IV, lectio XXI, n. 552.
128. «Pero aquello desde donde es el devenir para las cosas existentes, es también aquello hacia cuyo interior acontece su perecer según la culpa; pues ellas se pagan mutuamente castigos justos y penitencias por su injusticia según la disposición del tiempo». ANAXIMANDRO, Fragmento I, en Diels, Die Fragmente der Vorsokratiker, 1964, t. 1, p. 89. Citado por SPAEMANN, R., «Naturaleza», en Conceptos Fundamentales de Filosofía, II, Krings, H. & Baumgartner, H. M. & Wild, Ch. (ed.), Herder, Barcelona, 1978, tr. R. Gabás, pp. 619-633, p. 630.
129. «Final causality or teleology can be understood in two ways: (1) immanent teleology where we need look no farther than the inner dynamics of the being itself to discover the intelligibility of its now natural tendencies towards specific ends; (2) transcendent teleology where a design is seen as imposed on material by an external mind. The first type of teleology is that presented by Aristotle in the Nicomachean Ethics as regards man, and the Physics and the Metaphysics as regards the universe. The second kind of teleology is seen in a number of philosophers who preceded Aquinas and is that which Aquinas himself presented in his fifth proof of God's existence, i.e. the 'argument from governance of the world'. In the first kind of teleology God's relationship with the world need not be taken into immediate consideration. However, in the second kind of teleology, we are directly confronted with God's relationship with the world (…) Nevertheless, these two types of teleology are not mutually exclusive. The transcendent type of teleology includes all the intelligibility of the immanent type, plus it involves us with the creative power and wisdom of God». NOVAK, D., Suicide and Morality. The Theories of Plato, Aquinas and Kant and their relevance for suicidology, Scholars Studies Press Inc., New York, New York, 1975, p. 52.