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Lo natural en el hombre tiene en cuenta dos principios: el eficiente (la voluntad) y el final (la perfección).

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Lo natural en el hombre tiene en cuenta dos principios: el eficiente (la voluntad) y el final (la perfección).

La dificultad procede de olvidar que la referencia a lo secundum naturam no significa únicamente la apelación a un principio intrínseco de las operaciones, que en este caso es la voluntad como principio eficiente; sobre todo la referencia a lo secundum naturam significa que lo más intrínseco a una naturaleza es el principio final, que es su bien. Se trata, por tanto, aunque en otro nivel, de la misma diferencia que registrábamos más arriba entre los dos tipos de secundum naturam: el eficiente y el perfectivo. En este caso, la eficiencia de la voluntad se libera porque capta alguna realidad como buena, sub ratione boni en cuanto voluntario, el movimiento es secundum naturam hominis, desde el punto de vista eficiente. Sin embargo, considerado desde el punto de vista perfectivo, dicho movimiento voluntario será secundum naturam sólo si está de acuerdo con el fin proporcionado a la naturaleza humana.

En efecto, según lo visto en las páginas anteriores, el sentido más propio de la expresión secundum naturam, se identifica con aquellos procesos que, teniendo por principio la misma naturaleza, revierten en ella perfeccionándola. Ahora bien, en la medida en que lo más intrínseco a una cosa es su fin, de esto se sigue que lo más intrínseco a la naturaleza humana –lo mas secundum naturam– no es cualquier acto voluntario, sino aquel acto voluntario que se orienta a ese fin157. Por el contrario, lo propiamente contrario a la naturaleza, será lo que contradiga tal fin. Es en este sentido como Santo Tomás se refiere a los vicios como disposiciones –que si son estables se llaman hábitos– contra naturam:

«En cada cosa se debe llamar vicio a las disposiciones contrarias a su naturaleza (…). De donde conviene llamar vicio en cada cosa a aquello por lo que se dispone mal para lo que conviene a su naturaleza (…). Pero hay que tener presente que la naturaleza de cada cosa principalmente es la forma, según la cual la cosa logra su especie. Mas el hombre está constituido en su especie por el alma racional. Y por eso lo que es contra el orden de la razón, es contra la naturaleza del hombre en cuanto es hombre. Es pues, bien del hombre ser según la razón; y mal del hombre es ser fuera de la razón, como dice Dionisio en el capítulo 4 De div. nom. Por donde la virtud humana, que hace bueno al hombre y sus obras, en tanto es según la naturaleza del hombre en cuanto conviene a la razón; y el vicio, en tanto es contra la naturaleza en cuanto es contra el orden de la razón»158.

Ana Marta GONZÁLEZ, Moral, razón y naturaleza, 2ª ed., Eunsa, Pamplona 2006, p. 74

 

157.      «(…) Illa perfecte moventur a principio intrinseco, in quibus est aliquod intrinsecum principium non solum ut moveantur, sed ut moveantur in finem. Ad hoc autem quod fiat aliquid propter finem, requiritur cognitio finis aliqualis (…)». S. Th. I-IIae, Q. 6, a. 1, sol.

158.      S. Th. I-IIae, Q. 71, a. 2, sol.

Ana Marta GONZÁLEZ, Moral, razón y naturaleza, 2ª ed., Eunsa, Pamplona 2006, pp. 73 y 74

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