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Qué significa crear

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GILSON, Étiene, El tomismo (1965), Eunsa, Pamplona, 2000

Hay creación cuando hay producción absoluta del existir. P. 201


p. 201 "Crear es la acción propia de Dios y sólo de Él: Creare non potest ese propia actio, nis solius Dei, y el efecto propio de esta acción propiamente divina, también el efecto más universal de todos, aquel que cualquier otro efecto presupone: el existir: inter omnes effectus, universalissimum est ipsum ese… Producere autem esse absolute, non inquatum est hoc, vel tale, pertinet ad rationem creationis. Unde manifestum est, quod creatio est propia action ipsius Dei "(Sum Tol., I, 45, 5 ad Resp.


Nota 134: para Duns Scoto relacionar la creación con la esencia divina sería concebirla como la operación de una naturaleza, no como un acto libre. Consecuencia necesaria en una doctrina en la que la essentia de Dios no es su acto puro de Esse. Para asegurar el carácter libre del acto creador, Duns Scoto, debe situar la raíz en otra parte, no en la esencia de Dios, sino en su voluntad. Ver la crítica de la posición de Santo Tomás en Quaest. Quodlib, qu. 8, n. 7, a la que la Suma Teológica (I, q.45, a. 6) es manifiestamente a lo que se apunta.


S. T., I, 45, 6 s: Solución. Hay que decir: Crear es propiamente causar o producir el ser de las cosas. Como todo agente hace algo semejante a sí mismo, el principio de la acción puede ser observado a partir del efecto de la acción. Ejemplo: el fuego produce fuego. De este modo crear le corresponde a Dios por su mismo ser, que es su esencia, y que es común a las tres Personas. Por lo tanto, crear no es propio de alguna persona, sino común a toda la Trinidad.


p. 205 El poder creador, es pues, incompatible con la condición de criatura, la cual, no siendo por sí misma, no podría conferir la existencia que no le pertenece por esencia, pues no puede obrar sino en virtud del existir que ha recibido anteriormente. (S.t., 1, 45, 5, ad Resp. Cof. Contra Gent, II-21) Dios, por el contrario, siendo el ser por sí, puede también causar el ser, como es el único ser por sí, es también el único que puede producir la misma existencia de los otros entes. Al modo de ser único corresponde un modo de causalidad única: la creación es la acción propia de Dios.


 


p. 209 Existe dos tipos de ideas: unas que son copias, y otras que son modelos.


p. 211 Tal vez se preguntará de qué modo pueden derivarse las criaturas de Dios sin confundirse con Él o añadirse a Él. La solución de este problema nos lleva al problema de la analogía. Las criaturas no tienen ninguna bondad, ninguna perfección, ninguna parcela de ser que no hayan recibido de Dios; pero también sabemos que nada de todo esto está en la criatura según el mismo modo que en Dios. La criatura no es lo que ella tiene; Dios es lo que tiene; es su existir, su bondad y su perfección, y por esta razón, las criaturas, aunque deriven su existir del existir propio de Dios, puesto que él es el Esse considerado en absoluto, lo tienen sin embargo, de una manera participada y deficiente que les mantiene a una distancia infinita del creador. Puro análogo del ser divino, el ser creado no puede ni consitiuir una parte integrante de él, ni adicionarse a él, ni restar de él. Entre dos grandezas que no son del mismo orden no hay medida común.


 


p. 212 Quedaría por investigar, finalmente, por qué razón ha querido Dios realizar fuera de sí estos entes particulares y múltiples que conocía como posibles. En Él, y considerada en su ser inteligible, la criatura se confunde con la esencia divina; más exactamente, la criatura en cuanto que idea no es otra cosa que la esencia creadora. (De potentia, q. III, art. 16, ad 24 m).


 


 


La "analogía del ser": mientras usamos el mismo término, "ser", para hablar tanto de Dios como de las criaturas, no lo usamos en el mismo sentido exacto (unívoco) ni en un sentido completamente diferente (equívoco). En cambio, el término "ser" se aplica de manera analógica, es decir, de manera diferente pero relacionada. Dios es el Ser por esencia, la fuente y el fundamento de todo ser, mientras que las criaturas son seres de una manera limitada y derivada.


GILSON, Etienne, Elementos de filosofía cristiana, Rialp, Madrid 1969

p. 214 porque esta noción de Dios es la verdad fundamental de la filosofía cristiana, el Dios de Tomás de Aquino, es en su más esencial determinación, el “ser” puro y absoluto.


p. 215 “esencia y existencia se identifican en Dios”. De Dios puede decirse que es el “ser que no tiene nada añadido”, y es así porque su esencia excluye la posibilida de cualquier adición.


En Dios conocer es lo mismo que ser


De potentia, Q.2, a.1, s. Si en la divinidad hay potencia generativa


RESPUESTA. La naturaleza de cualquier acto es comunicarse a sí mismo, en cuanto es posible. Por eso, cada agente obra según lo que es en acto. Pero obrar no es otra cosa que comunicar en la medida de lo posible aquello por lo que el agente es en acto. Por otra parte, la naturaleza divina es acto máximo y purísimo. Por tanto, ella misma se comunica a sí misma cuanto es posible. Se comunica por sí misma a las criaturas únicamente por semejanza, lo que es evidente para todos porque cualquier criatura es ente según su semejanza a la naturaleza divina. (…)


 


La creación es un acto de autocomunicación de Dios


 


Crear es dar el ser, y esto sólo puede hacerlo Dios. Crear es causa la existencia completa de un ser.


p. 226 «Se producido de l anada significa, por consiguiente, ser producido completa, total, íntegramente a partir de estrictamente nada, por pura y neta eficacia creadora de Dios» ST. I, Q. 45, A. 1; SCG ii, C. 16


El ser es lo más genérico de lo existente, pues todo lo que hay presupone el ser


La existencia es el efecto propio de Dios, y la existencia es lo más profundo de cada ser.


ST., I, q. 8, a.1 «Pero como Dios causa el efecto del ser en las cosas, no sólo cuando por primera vez empiezan a existir, sino durante todo el tiempo que lo conserven, a la manera como el sol está causando la iluminación del aire mientras éste tiene luz, síguese que ha de estar presente en lo que existe mientras tenga ser y según el modo como participe del ser. Pues bien, el ser es lo más intimo de cada cosa y lo que más profundamente las penetra, ya que, según hemos visto (S.Th. 1, 4, 1 ad 3), es principio formal de cuanto en ellas hay. Por consiguiente, es necesario que Dios esté en todas las cosas, y en lo más íntimo de ellas.»


 


p. 231 «Pero la universal presencia de Dios en las cosas no es nada superañadido a sus naturalezas. Más bien esto es lo que constituye sus naturalezas como naturalezas causadas del su Ser; esto es, ser de “seres”»


 


p. 231 «no nay nada que no sea religiosa en un mundo en cuyoser la esencia de Dios (que es ser) esté inmediatamente presente. Para quien comprende el significado de tales palabras, la vida humana puede (y debe) ser radicalmente transformada; una espiritualidad total puede alimentarse del conocimiento meditado de una verdad que sitúa al hombre, junto con el mundo, en la constante presencia de Dios, o, mejor, de una verdad que convierte al hombre en un ser habitado por Dios, que vive en un mundo de divina inhabitación»

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