Extraído del cuento Les deux jumeaux qui ne s'etaint jamais rencontrés de la obra Contes des petits riens et de tous possi (2015) del filosofo francés Jacques Salomé (Toulouse, 1935).
- Bebé 1: ¿Crees en la vida después del parto?
- Bebé 2: Por supuesto. Es obvio que la vida después del parto existe. Estamos aquí para fortalecernos y prepararnos para lo que nos espera más allá.
- Bebé 1: Pffff ... todo esto es una locura. ¡No hay nada después del parto! ¿Cómo imaginar una vida fuera del útero?
- Bebé 2: Bueno, hay muchas historias sobre "el otro lado"... Dicen que hay mucha luz, mucha alegría y emociones, miles de cosas por vivir... Por ejemplo, parece que allí comeremos con la boca.
- Bebé 1: ¡Va, todo esto no tiene sentido!. Tenemos nuestro cordón umbilical y eso es lo que nos alimenta. Todos los bebés lo saben. ¡Ninguno come por la boca! Y, por supuesto, nunca ha habido un testimonio de esta otra vida... Para mi, todas estas son historias de personas ingenuas. La vida simplemente termina en el parto. Así es, hay que aceptarlo.
- Bebé 2: Bueno, déjame pensar lo contrario. Cierto que no sé exactamente cómo será esta vida postparto, y no podría demostrarte nada. Pero me gusta creer que en la próxima vida fuera del útero veremos a nuestra Madre y ella nos cuidará.
-Bebé 1: "Madre"? ¿Quieres decir que crees en "Madre"? Ah! ¿Y dónde está ubicada esta?
-Bebé 2: ¡Madre está en todas partes, la siento en todo mi ser!. ¡Está en todas partes, a nuestro alrededor!. Existimos gracias a la Madre que nos da vida y es gracias a ella que vivimos. Sin ella, no estaríamos aquí.
-Bebé 1: ¡Esto es absurdo! Nunca he visto a ninguna Madre, así que es obvio que ella no existe.
-Bebé 2: No estoy de acuerdo, ese es tu punto de vista. A veces cuando todo está en calma, yo percibo el mundo de Madre, escucho susurros cuando nos habla, música cuando nos canta. No me dirás que no sientes cuando acaricia nuestro mundo. Estoy seguro de que nuestra vida real comenzará después del parto ...
VERSIÓN modificada por un autor húngaro (creo):
Se trata del diálogo de dos bebés gemelos que esperan en el seno de su mamá el día del nacimiento. Ellos hablan de ese día alumbrador, pero su ingenioso debate es el mismo debate que nos hacemos sobre Dios o la eternidad. :
«En el vientre de una mamá había dos bebés. Uno preguntó al otro: –¿Tu crees en la vida después del parto?
El otro respondió: –“Claro que sí. Tiene que haber algo después del parto. Tal vez estamos aquí para prepararnos para lo que vendrá más tarde”.
–“Tonterías”, dice el primero. “No hay vida después del parto. ¿Que clase de vida sería esa?”.
El segundo dice: –“No lo sé, pero habrá más luz que la hay aquí. Tal vez podremos caminar con nuestras propias piernas y comer con nuestras bocas. Tal vez tendremos otros sentidos, que no podemos entender ahora”.
El primero contestó: –“Eso es un absurdo. Caminar es imposible. Y ¿comer con la boca?¡Ridículo! El cordón umbilical nos nutre y nos da todo lo demás que necesitamos. El cordón umbilical es demasiado corto. La vida después del parto es imposible”. El segundo insistió: –“Bueno, yo pienso que hay algo y tal vez sea diferente de lo que hay aquí. Tal vez ya no necesitemos de este tubo físico”.
El primero contesto: –“Tonterías. Además, de haber realmente vida después del parto, entonces ¿porqué nadie jamás regresó de allá? El parto es el fin de la vida y en el post parto no hay nada más allá de lo oscuro, silencio y olvido. Él no nos llevará a ningún lugar.
–“Bueno, yo no lo sé”, dice el segundo “pero con seguridad vamos a encontrarnos con Mamá y ella nos cuidará”.
El primero respondió: –“Mamá… ¿tu realmente crees en Mamá? Eso es ridículo.
Si Mamá existe, entonces, ¿dónde está ella ahora?”.
El segundo dice: –“Ella está alrededor nuestro. Estamos cercados por ella. De ella, nosotros somos. Es en ella que vivimos. Sin Ella, este mundo no sería y no podría existir”.
Dice el primero: –“Bueno, yo no puedo verla, entonces, es lógico que ella no existe”. El segundo le responde a eso: –“A veces, cuando tu estás en silencio si te concentras y realmente escuchas, tu podrás percibir su presencia y escuchar su voz amorosa allá arriba”».