El hombre es parte de la naturaleza

p. 43 Para hacerlo, conviene no considerar al hombre como un puro sujeto, ni como una substancia pensante frente a un mundo disponible. Pues el hombre es él mismo un animal, parte integrante de la naturaleza y sometido a las leyes y finalidades de los vivientes. Es bastante notable que Aristóteles ya reprochaba a sus predecesores, incluido Platón, no haber reconocido suficientemente este hecho. Antes de dar una definición, su Tratado del alma traza en efecto el estado de las distintas doctrinas del alma. Una de cuyas constantes es que los filósofos se han mostrado demasiado restrictivos, centrándose sobre el alma humana-. «Pues las discusiones y las investigaciones actuales se refieren solamente al alma humana»[ Aristóteles, Tratado del alma, I, 1, 402]. Pues lo que se llama «alma», o principio de animación, se encuentra en todos los seres animados y vivientes: hombres, animales o plantas. Los perros tienen pues un alma, y los vegetales también. Hemos visto a Descartes rechazar esta idea aristotélica y seguir con la idea de una total excepcionalidad humana. Pero en el fondo, es Aristóteles quien tiene razón: el hombre es en primer lugar un viviente, inserto en la naturaleza. Corresponde a las ciencias estudiar las diversas estructuras, y a la filosofía de la naturaleza captar sintéticamente su significado. Esta primera vertiente de la antropología es decisiva: compete a la filosofía de la naturaleza estudiar al hombre. PUTELLAZ, Francois-Xavier: "Qué es la naturaleza", en AAVV: Qué es la naturaleza, Ed. Rialp, Madrid 2023 (la versión original Qu´est-ce que la naturae? Suivi de "enfin la nature!" dit-elle" es de 2022)