Corriendo el riesgo de simplificar demasiado – aunque se trata, por otra parte, de una simplificación aceptada–, cabría decir que si la ética antigua pivota en torno a la naturaleza –y con ella, la virtud y la felicidad–, la ética moderna gira en torno a la libertad/dignidad –y con ella el deber y la justicia–. Ana Marta GONZÁLEZ, Moral, razón y naturaleza, 2ª ed., Eunsa, Pamplona 2006, p.33