pp. 124-125
"Lo que la criatura y la obra de arte humana tienen en común es, más que nada, su cualidad de ser algo diseñado y planeado; ambas han sido precedidas por un diseño, un plan, un patrón, un finalismo"
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"Este concepto fundamental de que las cosas naturales son algo planeado, diseñado, está repleto de consecuencias para nuestra reflexión sobre la realidad en general y, por supuesto, sobre el hombre mismo. Quiero decir, por ejemplo (y sobre todo), que, inevitablemente, el hombre se encuentra dentro del mundo como un ser que, sin haber sido consultado, ya está determinado y sellado por encima de sus preferencias. No solamente no hacemos nuestra propia naturaleza, sino que ésta es exactamente la quintaesencia y la suma de lo que nosotros tenemos que ser por la virtud de la creación. Nuestra naturaleza es lo que viene de otra parte y de otro; así, el Creador es más interior a su criatura que la criatura a sí misma."
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[Sartre reniega de su condición de criatura]; una negación que, según él, es le premier principe de l’existentialisme, y que viene formualada así: "No hay naturaleza humana", il n‘y a pas de nature humaine; y argumenta enseguida: "porque no existe un Dios que pueda haberla concebido" (puisqu’il n’y a pas de Dieu pour la concevoir). Esta idea podría ser formulada, ob­viamente, de un modo positivo: no se puede hablar de natura­leza humana, si no es entendiéndola como algo diseñado crea­tivamente por Dios. Esto es, precisamente, lo que, por su par­te, mantiene Santo Tomas muy decididamente; Santo Tomas dice de las formae —la esencia y la naturaleza de las cosas—, que no son sino un sello del conocimiento divino.