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"Cualquier cosa que resulta de un diseño humano posee, por virtud de su mismo origen, la cualidad de ser algo inteligible (comprensible)."
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"De igual modo, la comprensión de la naturaleza, ofrecida en un acto empírico, se basa en ese ser de la naturaleza creati­vamente concebida por el Creador"
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"nosotros no solamente fijamos la cognoscibilidad del mundo y del hombre como un hecho empírico; sino que, co­mo parece, somos incluso incapaces de concebir algo que pu­diera ser real y a la vez incomprensible, no-cognoscible. Charles S. Peirce dijo: "Ni siquiera podemos hablar de nada que no sea un objeto cognoscible...; lo absolutamente incognoscible es una existencia inexistente" (Collected Papers 6, 338)."
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"Albert Einstein, por ejemplo, dice: "Lo más incomprensible de la naturaleza es su comprensibilidad";

"la lu­minosidad ontológica gracias a la cual la naturaleza y todas las demás realidades son penetrables por el conocimiento huma­no. Esta luminosidad y resplandor de la realidad (¡como tal realidad!) es admitida sólo por quien considera el mundo como algo creado y por el que está de acuerdo con San Agustín cuando dice: "Nosotros vemos las cosas porque son, pero las cosas son porque Tú las ves"

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como dice SANTO TOMÁS, pertenece a la misma condición del mundo el estar situado entre dos intelectos (res naturalis inter duos intellectus constituta est; Ver. 1, 2): entre el intelecto finito de la criatura y el intelecto estrictamente creador de Dios. El mundo es accesible al conocimiento humano únicamente por haber sido creativamente pensado y diseñado por Dios.