HADJADJ, Fabrice: Por fin la naturaleza, dijo ella, en en AAVV: Qué es la naturaleza, Ed. Rialp, Madrid 2023 (la versión original Qu´est-ce que la naturae? Suivi de "enfin la nature!" dit-elle" es de 2022):
p. 74 Al esforzarse por iniciar una «biología filosófica», Hans Jonás ha sabido reinventar y prolongar el pensamiento de Aristóteles. La libertad humana, lejos de oponerse a la naturaleza, es su más alta realización. Desde el primer ser vivo, desde la bacteria más primitiva, una cierta autonomía da sus primeros pasos a través del metabolismo. En efecto, el viviente más rudimentario posee la particularidad de alimentarse. Pero alimentarse es conservarse por sí mismo renovando sus elementos constitutivos. Se manifiesta aquí ante todo una primera autonomía de la forma en relación con la materia. Cuando en ser vivo la materia coincida absolutamente con la forma —como es el caso de un guijarro—, estará muerto.

Escribe Jonas: Hemos así descubierto que la libertad fundamental del organismo consiste en una cierta autonomía de la forma respecto a su propia materia. [...] La emergencia de tal autonomía, con la emergencia de la vida, marca una revolución ontológica en la historia de la «materia»: el desarrollo y el fortalecimiento de esta autonomía, o libertad, son el principio del progreso en la evolución de la vida, la cual produce en su recorrido nuevas revoluciones —siendo cada una un paso más en la dirección inicial, es decir, la apertura de un nuevo horizonte de libertad—. El primer paso fue la emancipación de la forma, por medio del metabolismo, en relación con la identidad inmediata con la materia[16]. [16] Hans Joñas. Lephénoméne de la vie. Vers une biologiephilosophique [1966]. De Boeck. París 2001. p. 90.


p. 81 El talador es necesario, por supuesto: proporciona su material al carpintero, y el carpintero trabaja en la vivienda del hombre y la mujer con sus hijos. Pero esta morada no es tanto la abolición como el cumplimiento del árbol, de todos modos, destinado a morir. El roble se encuentra aquí elevado, más allá de su potencia natural, hacia un fin transcendente: no solo aloja al búho, sino también a este animal parlante que canta a su Creador y celebra su verticalidad como una perpetua oración hacia el cielo.