p. 146-147 La coactividad no sólo no elimina el carácter moral de la norma, sino que, en cierto sentido, lo hace más necesario: hace más necesaria la validez de la norma como norma moral. Responder con el uso de la fuerza al incumplimiento de una norma es un tipo de reacción que exige mayor justificación que la reacción consistente en responder a ese incumplimiento con un mero reproche o alguna forma de exclusión. Y esta justificación sólo puede proporcionarla la misma norma. Como señala Alexy, en la norma coactiva, la coerción es indisociable de la corrección o rectitud. Asumiendo la concepción del derecho como norma coactiva, Alexy reconoce que tan esencial al derecho es la coerción como la pretensión de corrección. El derecho no es, y nunca pretende ser, mera expresión del poder, puro hacer constar que hay alguien que manda, sino que se propone constituir un deber ser, obligar a algo que es correcto hacer obligatorio. Pero esta pretensión de corrección remite necesariamente a razones morales, por lo que, contra el dogma positivista de la tajante separación entre derecho y moral, hay que admitir una conexión necesaria entre estos dos ámbitos. Para Alexy, el derecho inmoral, el derecho que fracasa en su pretensión de corrección, es derecho, pero es tal deficientemente: es un derecho jurídicamente defectuoso[1]. En el fondo, lo que Alexy está "redescubriendo" es que la norma coactiva, llamada "derecho", sigue siendo y necesita seguir siendo una norma moral, y que, como toda norma moral, puede ser acertada o equivocada y, consiguientemente, puede justificar o no la sanción que se le añada.


[1] . Robert Alexy, El concepto y la naturaleza del derecho, Marcial Pons, Madrid, 2008, pp. 4447 y 63-69.