RESUMEN:
El bien que todos apetecen es un bien común. El bien, en el sentido pleno, conviene a todos los seres y sobrepasa los límites de los demás deseos.


TEXTUAL:
La universalidad del bien

p.480, §.4 Conviene señalar la dimensión universal del deseo del bien es lo que todos los seres o todos los hombres desean. Por esta universalidad, el deseo del bien se distingue de los deseos particulares, limitados a una dimensión del hombre o a un grupo humano. El bien, en el sentido pleno, conviene a todos los seres y sobrepasa los límites de los demás deseos. Tenemos, pues, ahí un principio de distinción entre los bienes y deseos. Cabría extraer de esta universalidad una regla moral a la manera de Kant: el bien es lo que conviene a todos los hombres, a diferencia de lo que conviene a uno sólo o a unos cuantos. Con la condición, sin embargo, de no oponer, como Kant, el querer universal y los deseos particulares, pues el bien, por su universalidad misma, puede asumir los deseos limitados e imponerles a todos, por la razón y las virtudes, la justa medida.



FUENTE:
PINCKAERS, Servais: Las fuentes de la moral cristiana, Ed.Eunsa, 2000 Pamplona CAPÍTULO XVII LAS INCLINACIONES NATURALES EN EL ORIGEN DE LA LIBERTAD Y DE LA MORAL


FUENTE AMPLIADA:
PINCKAERS, Servais: Las fuentes de la moral cristiana Ed. Eunsa, Pamplona, 2000 (1985)


CLAVES: Bien en general > Universalidad del bien