p. 100 (...) En la polis, todos los bienes se viven políticamente, es decir, según la forma que la práctica de éstos adquiere al ser integrados en la vida política. Pero "políticamente" no es lo mismo que "públicamente". El modo público y el modo privado de vivir los bienes son los dos modos de vivirlos políticamente. Como ya se ha dicho, la distinción público-privado es una distinción dentro de lo político. El bien común político está compuesto tanto por lo público como por lo privado. Para cualquier ciudadano, la vida política en su conjunto no consiste sólo en vivir lo público, sino que consiste también en vivir los bienes privados de los que él participa. La calidad de la misma polis procede de la calidad de lo que se vive públicamente y de la calidad de lo que se vive privadamente; en otras palabras: procede del acierto en la delimitación entre lo público y lo privado, y del acierto en la subsiguiente determinación de lo uno y de lo otro.
(...)
El hecho de que tanto lo público como lo privado pertenecen a lo político, y de que es igualmente por razones políticas por lo que los bienes públicos son públicos y los bienes privados son privados, nos conduce a reconocer dos importantes realidades. Por un lado, que privatizar un bien no significa despolitizarlo, es decir, no significa eximir a la práctica de ese bien de estar ordenada en última instancia al bien común político. Todo bien privado ha de ser vivido y compartido con conciencia y responsabilidad ciudadana. Al fin y al cabo, es la polis, y con vistas a su propia perfección, la que facilita el vivir privadamente un bien y la formación de la comunidad o institución privada en la que dicho bien se comparte.