RESUMEN:
La conciencia moral y la capacidad del hombre para la verdad: «en el concepto moderno de la conciencia moral, dicha conciencia es la canonización del relativismo, de la imposibilidad de establecer normas morales y religiosas comunes; mientras que, por el contrario, para Pablo y para la tradición cristiana la conciencia moral fue la garantía de la unidad del hombre y de la posibilidad de escuchar a Dios, de la común obligatoriedad del mismo y único bien».


TEXTUAL:
p.179

§2 Esta afirmación conduce al tercer punto que deseo abordar aquí. La UNIDAD del hombre tiene un órgano: la conciencia moral. Fue una afirmación audaz de san Pablo el propugnar que existe en todos los hombres la posibilidad de escuchar a la conciencia moral, el desligar, por tanto, la cuestión de la salvación del conocimiento y de la observancia de la Torá, y el vincularla con la común exigencia de la conciencia moral, en la cual habla el Dios único, que dice a cada uno lo que resulta verdaderamente esencial en la Torá: «Cuando los paganos que no están bajo la ley cumplen lo que atañe a la ley por inclinación natural, aunque no tengan ley, se constituyen en ley para sí mismos. Llevan los preceptos de la ley escritos en su corazón, como lo atestigua su conciencia...» (Rom 2, 14s). Pablo no dice: cuando los paganos observan lo que les dicta su religión, eso es bueno ante el juicio divino. Todo lo contrario, Pablo condena la mayor parte de las prácticas religiosas de aquel tiempo. Él remite a otra fuente distinta, a lo que está escrito en el corazón de todos, a lo que es únicamente bueno porque procede del único Dios. Claro que aquí se contraponen actualmente dos conceptos de la conciencia moral, que en la mayoría de los casos la gente suele confundir. Para Pablo, la conciencia moral es el órgano de la transparencia del Dios único en todos los hombres, que son un solo hombre. Por el contrario, en la actualidad la conciencia moral aparece como expresión de la absolutidad del sujeto, más allá del cual no puede haber ninguna instancia en lo que respecta a la moral. El bien como tal no es perceptible. Al Dios único no es posible escucharle. En lo que atañe a la moral y a la religión, el sujeto humano es la instancia suprema. Eso sería lógico, si la verdad como tal fuera inaccesible. Y así, en el concepto moderno de la conciencia moral, dicha conciencia es la canonización del relativismo, de la imposibilidad de establecer normas morales y religiosas comunes; mientras que, por el contrario, para Pablo y para la tradición cristiana la conciencia moral fue la garantía de la unidad del hombre y de la posibilidad de escuchar a Dios, de la común obligatoriedad del mismo y único bien. El hecho de que en todo tiempos hubo y hay «paganos santos» se funda en que por doquier y en todos los tiempos se puede percibir aunque a menudo de manera sólo muy dificultosa y fragmentaria la voz del «corazón»: en ella podemos oír dentro de nosotros mismos la Torá de Dios, que nos OBLIGA como seres creados que somos; y en ella podemos superar lo meramente subjetivo, con la mirada puesta unos en otros y con la mirada puesta en Dios. Y esto es salvación. Por lo demás, sigue siendo un misterio lo que Dios hace con nuestro fragmentario ir hacia el bien, hacia Él. Es un misterio que no debiéramos arrogarnos la audacia de tratar de esclarecer.



FUENTE:
RATZINGER, Joseph: Fe, Verdad y Tolerancia (Libro) , , Ed.Ed. Sígueme, 2005 Salamanca II. LA CUESTIÓN DE LA VERDAD Y DE LAS RELIGIONES. 2 ¿La verdad del cristianismo? 3. La fe, la verdad y la cultura: reflexiones en torno a la Fides et ratio


FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: Fe, Verdad y Tolerancia Ed. Ed. Sígueme, Salamanca, 1985 (1983)


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