RESUMEN:
La Biblia habla a toda la historia y suministra también las luces esenciales para el camino. Pero Dios no nos exime de pensar. No sustituye a la ciencia, ni a nuestro propio esfuerzo intelectual. Nos deja, como ya hemos apuntado, el mundo como disputa, para que nosotros mismos nos las apañemos con él.


TEXTUAL:
p. 144 La Biblia habla a toda la historia y suministra también las luces esenciales para el camino. Pero Dios no nos exime de pensar. No sustituye a la ciencia, ni a nuestro propio esfuerzo intelectual. Nos deja, como ya hemos apuntado, el mundo como disputa, para que nosotros mismos nos las apañemos con él. Dios no entra de un salto en los resquicios de nuestro conocimiento, sino que nos da sabiduría -que naturalmente también conlleva conocimiento, pues de lo contrario no sería auténtica sabiduría-. Él nos proporciona las orientaciones que necesita el ser humano para vivir correctamente. Son orientaciones que sirven para el conjunto de la historia, para todos los lugares y épocas, pero que deben interpretarse siempre de nuevo.



El catecismo cita una frase de Gregorio el Grande que dice lo siguiente: «La palabra de la Escritura crece con el lector. Y también el lector crece con ella; sólo entonces la palabra muestra su grandeza y crece en el seno de la historia».



FUENTE:
RATZINGER, Joseph: Dios y el mundo (Libro) , , Ed.Debolsillo, 2005 Madrid p.144


FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: Dios y el mundo Ed. Debolsillo, Madrid, 2005 (2000)


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