RESUMEN:
Crítica a la tesis de Assmann por referencia al testimonio de Atanasio de Alejandría.


TEXTUAL:


p.189

(...) Es muy aleccionador escuchar a Atanasio de Alejandría es decir, un egipcio que había vivido plenamente la época de los dioses : «En primer lugar, cuando se practicaba la adoración de los dioses, los griegos y los bárbaros se entregaban a la guerra y se mostraban crueles con sus propios congéneres. Era prácticamente imposible viajar por tierra o por mar sin llevar la espada en la mano, a causa de las interminables luchas que existían entre unos y otros. Pasaban toda su vida empuñando las armas; la espada hacía las veces del bastón del viajero, y sólo de esta manera podía uno arreglárselas. Aunque ellos -como queda dicho ofrecían sacrificios a los dioses, su veneración hacia los dioses no les servía en absoluto para corregir esa mentalidad» (13). Atanasio ve en la conversión de los pueblos al cristianismo el cumplimiento de la profecía de Isaías de que las espadas se convertirán en rejas de arado (Is 2,4), y dice a propósito: «La profecía no tiene en sí nada increíble. Mientras los bárbaros, con sus costumbres salvajes por naturaleza, ofrecían sacrificios a sus dioses, se enconaban en luchar unos contra otros y no podían pasar una hora sin empuñar la espada. Pero cuando aceptaron la doctrina de Cristo, abandonaron inmediatamente la guerra para dedicarse a la agricultura y, en vez de empuñar con sus manos las armas, las elevaban en oración; en una palabra, en vez de hacerse la guerra unos a otros, se arman contra los diablos y contra los demonios, y los vencen gracias a la moderación y a las virtudes del alma»(14). Es verdad que esta descripción se halla estilizada y esquematizada en sentido apologético. Pero Atanasio contaba con que sus lectores habían vivido los tiempos que precedieron a la misión cristiana, y él no podía dar libre curso a su fantasía. Sus afirmaciones, cualquiera que sea el modo en que haya que enjuiciar concretamente su contenido, bastarán para mundo sumamente pacífico de los dioses.

Queda firme constancia de que los dioses no podían intercambiarse siempre pacíficamente, ni mucho menos. Precisamente los dioses eran con frecuencia, más aún, muy a menudo, la razón de que se cometieran actos de violencia. Y también es conocido el fenómeno de que los dioses de una religión se convertían en los demonios de la otra. Por lo demás, la Blblia misma nos muestra con sumo realismo la realidad egipcia, en contraste con la nostalgia de Egipto, que hacía soñar a los murmuradores de Isareael: El Egipto real no fue un país de hermosa libertad y de paz, sino una «casa de esclavos», un país de opresión y de guerras. (...)

Nota 13. Atanasio de Alejandría, De incarnatione Verbi 51, 4 (Sources chrétiennes 199), ed. Ch. Kannengiesser, Paris 1973, 450.



FUENTE:
RATZINGER, Joseph: Fe, Verdad y Tolerancia (Libro) , , Ed.Ed. Sígueme, 2005 Salamanca II. LA CUESTIÓN DE LA VERDAD Y DE LAS RELIGIONES. 3 La verdad - la tolerancia - la libertad


FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: Fe, Verdad y Tolerancia Ed. Ed. Sígueme, Salamanca, 1985 (1983)


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