p. 83Cuanto más perfecto –abarcante y definitivo– es el bien común, y más perfecta es la alteridad entre quienes lo comparten, más perfecto o estricto es el derecho de cada uno de éstos: más perfectamente suyo es lo atribuido a cada uno. Todo esto alcanza su máximo en el nivel de lo político; por ello, como sostiene Passerin d'Entrèves, sólo comprendiendo en profundidad lo político, podemos entender acabadamente qué es el derecho: la filosofía del derecho necesita la filosofía política[1][2].

[27] Cfr. Gregorio Peces-Barba, Introducción a la filosofía del derecho, Debate, Madrid, 1983, p. 49