RESUMEN:
«...el núcleo de la crisis espiritual de nuestro tiempo tiene sus raíces en el eclipse de la gracia del perdón» «... donde el perdón, el verdadero perdón lleno de eficacia, no es reconocido y no se cree en él, hay que tratar la moral de tal modo que las condiciones de pecar no pueden nunca verificarse propiamente para el individuo»



TEXTUAL:
p. 90 Hemos llegado aquí a un punto verdaderamente central. Me parece, en efecto, que el núcleo de la crisis espiritual de nuestro tiempo tiene sus raíces en el eclipse de la gracia del perdón. Mas fijémonos antes en el aspecto positivo del presente: la dimensión moral comienza de nuevo poco a poco a estar en boga. Se reconoce, e incluso resulta evidente, que todo progreso técnico es discutible y últimamente destructivo si no lleva paralelo un crecimiento moral. Se reconoce que no hay reforma del hombre y de la humanidad sin una renovación moral. Pero la renovación de la moralidad se queda al fin sin nervio, puesto que los criterios se ocultan en una densa niebla de discusiones. En efecto, el hombre no puede soportar la pura y simple moral, no puede vivir de ella; se convierte para él en una «ley» que provoca el deseo de contradecirla y genera el pecado. Por eso donde el perdón, el verdadero perdón lleno de eficacia, no es reconocido y no se cree en él, hay que tratar la moral de tal modo que las condiciones de pecar no pueden nunca verificarse propiamente para el individuo. A grandes rasgos puede decirse que la actual discusión moral tiende a librar a los hombres de la culpa, haciendo que no se den nunca las condiciones de su posibilidad. Viene a la mente la mordaz frase de Pascal: Ecce patres, qui tollunt peccata mundi! He aquí a los padres que quitan el pecado del mundo. Según estos «moralistas» no existe ninguna culpa.(*)

(*) Cf al respecto el importante artículo de A. GORRES, Colpa e sensi di colpa, en Communio 77 (1984) 56-73. «El psicoanálisis ha encontrado grandes dificultades para admitir que entre los otros sentidos de culpa están también los debidos a una verdadera culpa. No puede hacer valer esta comprobación a la ligera... porque su filosofía no conoce la libertad... su determinismo es el opio de los intelectuales. Para ellos Sigmund Freud ha superado con mucho al pobre y no iluminado Rabbi Jesús. En efecto, él sólo podía perdonar los pecados, y además lo consideraba necesario. En cambio Sigmund Freud, el nuevo mesías de Viena, ha hecho mucho más. Ha quitado el pecado, la culpa del mundo espiritual». [Pero lo cierto es que]«Los sentidos de culpa son necesarios en el ordenamiento espiritual para la salud del alma... Por tanto, el que es tan frío que no experimenta sentido de culpa ni siquiera cuando debería, tendría que intentar por todos los medios recuperarlo».



FUENTE:
RATZINGER, Joseph: La Iglesia (Libro) , , Ed.San Pablo, 1992 Madrid 90


FUENTE AMPLIADA:
RATZINGER, Joseph: La Iglesia Ed. San Pablo, Madrid, 1992 (1991)


CLAVES: Culpa > Crisis del sentido de culpa