RESUMEN:
Aquello que sólo se elige por sí mismo, y no en vista de otra cosa, es el fin más perfecto y último, y éste es la felicidad


TEXTUAL:
I, 9, §63. (...) Es necesario que sea uno el fin último del hombre en cuanto hombre, en razón de la unidad de la naturaleza humana, como uno es el fin del médico en cuanto médico por la unidad del arte de la medicina. Este fin último del hombre se llama bien humano y es la felicidad.



(...) Es claro que, como aquello que es apetecible por sí es más perfecto que lo que es apetecible por otra cosa, así, lo que nunca es apetecido por otra es más perfecto que aquello que, por más que sea apetecido por sí, sin embargo, lo es también por otra.



De esta manera, absolutamente perfecto es aquello que siempre es elegido por él mismo y nunca por otra cosa. Tal parece ser la felicidad, a la cual nunca la elegimos por otra, sino siempre por ella misma. Al honor, a los placeres, a la inteligencia y a la virtud también los elegimos por sí mismos, pues los elegiríamos o apeteceríamos aun si ninguna otra cosa proviniese para nosotros de ellos. Sin embargo, los elegimos en vista de la felicidad, en cuanto creemos que por ellos seremos felices. A la felicidad nadie la elige por eso, ni por alguna otra cosa. De lo cual se desprende que la felicidad es el más perfecto de los bienes y, en consecuencia, es el fin último y el mejor.





FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco (Libro) , , Ed., I, 9


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco Ed. EUNSA, Pamplona, 3000 (2000)


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