RESUMEN:
La acción deleitable es la de la naturaleza ya realizada, no la de la que se está realizando


TEXTUAL:
VII, 11, §1045 (...) Es manifiesto que una acción deleitable que va acompañada de concupiscencia no es la operación de un hábito perfecto, porque en un hábito perfecto no queda algo que aún pueda ser deseado y que competa a ese hábito. De allí que tal operación [con concupiscencia] deba proceder de algún principio habitual o natural, lo cual sucede con tristeza, pues desear la perfección natural que todavía no se posee no sucede sin tristeza.

Que no todas las operaciones deleitables sean tales [imperfectas, porque todavía queda algo por saciar], se hace patente porque encontramos ciertos deleites que se dan sin tristeza ni concupiscencia, como es evidente en el deleite con relación a las actividades especulativas. Este deleite no se acompaña de alguna indigencia natural sino que procede más bien de una perfección de la naturaleza, como de una inteligencia perfeccionada por el hábito de ciencia. Luego, DELEITES EN REALIDAD Y POR SÍ SON AQUELLOS QUE EXISTEN EN LAS OPERACIONES DE HÁBITOS O DE NATURALEZAS Y FORMAS YA EXISTENTES [es decir, son operaciones de naturalezas ya desarrolladas]. En cambio, los deleites que se dan en operaciones constitutivas de hábitos y de naturalezas no son en realidad y, en sentido absoluto, deleites sino por accidente.



FUENTE:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco (Libro) , , Ed.EUNSA, 2001 Pamplona VII, 11, §1045


FUENTE AMPLIADA:
DE AQUINO, Tomás: Comentario a la Ética a Nicómaco Ed. EUNSA, Pamplona, 3000 (2000)


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